“Nadie
merece su libertad si día a día no está dispuesto a morir luchando por ella. Si
fueron otros los que les dieron su libertad, nunca serán verdaderamente
libres.”
RICARDO VALENZUELA
Era
casi el último cuarto del siglo 19, un siglo que estaba dejando profundas
huellas en la humanidad en muchos sentidos. Había sido el inicio de los EEUU
como la primera república independiente del continente americano, el siglo de
la independencia de México para envolverlo luego en una guerra interminable,
sus dos frustrados imperios y su república tan especial. El desarrollo del sistema
político de EEUU que, en sus primeros años de vida, como afirmara Tocqueville
en su libro, se estaría convirtiendo en la nación más rica y poderosa del
mundo. Había sido el siglo en el cual México perdió la mitad de su territorio,
primero Texas, cuando declarara su independencia y después fuera aceptada como
un estado más que, con las colonias americanas, formaran los EEUU. Después
llegaría la pérdida de California y Nuevo México, pasando también a formar
parte del nuevo país norteamericano y darle esa dimensión para llegar a
conectar los dos océanos. Fue el siglo en que los EEUU mostraran al mundo un
sistema político totalmente diferente al de las naciones de Europa, un sistema
basado en la libertad y el poder individual. Era su manifiesto del destino,
consolidando la profecía de Tocqueville en una clara realidad.
Había
sido también el siglo en que los norteamericanos se enfrentaran en una guerra
atroz y sangrienta, librada entre el norte y sur de los estados agrupados en
esta novedosa Unión política. Una guerra que enfrentaría dos ideologías, el
poder contra la libertad, el centralismo-estatista contra el individualismo y
la autonomía estatal y, con el norte emergiendo como el vencedor, se
modificaría de forma radical la plataforma creada por los padres fundadores, la
cual había llevado al nuevo país a considerarse el milagro del siglo. Pero, en
esa guerra, llevando el norte un objetivo oculto que nada tenía que ver con la
abolición de la esclavitud, y todo con revocar la autonomía e independencia de
los estados miembros, sentaría un peligroso precedente de la actuación de los
EEUU en el contexto mundial. Esa política ya la había practicado durante su
guerra contra México la cual, uno de sus generales, Ulises Gran, la calificaría
como la agresión más injusta del siglo. Pasaba luego a utilizarla en su guerra
contra España, supuestamente para lograr la independencia de Cuba. Pero una
política de esa naturaleza aun más cruel y sangrienta, sería utilizada en
contra de la población indígena del oeste del país. Era el siglo que en un
desempleado filósofo alemán Karl Marx le diera vida el comunismo.
En
este entorno se desarrollaba una región al norte del continente bautizado como América,
que tendría una gran relevancia no solo a nivel bilateral, sino a nivel
mundial. La región que incluye el sur oeste de los EEUU y el noroeste de
México, en donde se enfrentaban dos culturas, dos idiomas, dos religiones, dos
sistemas políticos, en una época en que los hombres en esa región era libres,
valientes, temerarios, para poder lidiar no solo con los peligros de una
naturaleza salvaje, también con una región prácticamente despoblada y sin más ley
que la fuerza. Una región en la cual se enfrentaran en feroces batallas
americanos contra mexicanos, mexicanos contras franceses, mexicanos contra filibusteros
ingleses, pero también americanos. En donde americanos y mexicanos se
enfrentaban contra las tribus indígenas más feroces del continente como fueron
los apaches, comanches, yaquis, que costara muchos miles de vidas. Una región
del mundo en la cual, si los hombres no portaban activos como honor, palabra,
valor ante la adversidad y, sobre todo, una colt 45 en la cintura, su
expectativa de vida era realmente corta. Una zona virgen y de grandes conflictos,
pero también de grandes oportunidades que atraían todo tipo de caracteres de
diferentes partes del mundo.
En
esta región, se desarrollaba en ambos países como en ninguna otra parte del
mundo el concepto conocido como; “Democracia
Jacksoniana”. Aun cuando en los EEUU en ese siglo la gente cuando escuchaba la
palabra democracia, solía pensar en el partido demócrata, se desarrolló un
nuevo concepto totalmente diferente al significado de la palabra. Era claro que
los padres fundadores habían estructurado el nuevo país como una República, y
sabemos también que no eran grandes admiradores del concepto de esa palabra,
democracia. La palabra se empezó a usar en los EEUU cuando Alexis de
Tocqueville, durante los años de 1830 recorriera el país, y como resultado
publicara un libro titulado; “Democracia en América”, en donde no hablaba del
partido demócrata, sino de lo que sucedía en el nuevo país. Tal vez eso fue lo
que provocó cierta confusión que nos haría pensar EEUU era una democracia, pero
era la interpretación de este hombre, no un hecho. Lo que se llegó a conocer
como “Democracia Jacksoniana” fue un concepto libertario que se desarrolló en
el marco de un gobierno Republicano, no un atento para cambiar el concepto de
república.
La
idea central de la “Democracia Jacksoniana” era un profunda creencia en el auto
gobierno. Pero también los Jacksonianos pensaban el gobierno se debería de usar
en una forma mucho más amplia y diferente. Esa creencia no pedía por mas
interferencia del gobierno, todo lo contrario. Se referían principalmente a
individuos y familias gobernándose ellos mismos, es decir, sociedades administrando
sus propios asuntos sin interferencia del gobierno. Creían en la amplitud de
una participación popular en el gobierno usando para ello el sufragio, pero su
principal énfasis era liberar a la gente del control opresivo de otros,
incluyendo aquellos en el servicio formal al gobierno, para deshacer ese yugo. La
Democracia Jacksoniana tuvo sus raíces en el pensamiento de Thomas Jefferson.
El también había pensado en democracia, pero en un concepto diferente y lo
explicaba de esta manera:
“La
experiencia ha demostrado que para las masa de individuos que componen las
sociedades, es más seguro que ellos mismos se reserven el ejercicio rectamente de
todos los poderes para actuar en lo que ellos son competentes, y delegar a sus representantes
designados para el manejo de asuntos en los cuales ellos no tengan esa
competencia, y cuando estos no actúen honorablemente, que solamente puedan ser
removidos por los mismos que los armaran con esta responsabilidad”.
Los
Jacksonianos luchaban para que la gente controlara el gobierno, no para
favorecer a grupos especiales, sino para limitarlo, controlarlo y no actuara de
esa manera; en beneficio de pocos a expensas de todos. Ellos también creían en
las sagradas propuestas en la Constitución y el gobierno limitado. El mismo
Jackson afirmaba; “Solo hay una regla segura, y es el confinar rígidamente al
gobierno en la esfera de sus deberes dictados por la misma Constitución. Vamos
respetando nuestra carta magna como ha sido escrita, o enmendarla bajo el
amparo de ella misma, si es que la encontramos defectuosa. El mejor gobierno es
el que gobierna menos. Porque no hay ningún depositario del poder que pueda ser
tan confiable para legislar por el interés general de la sociedad, y operar
directa o indirectamente el trabajo y la propiedad de la comunidad, que los
individuos empoderados y responsables. El principio filosófico de esta
democracia era estructurar un sistema de justicia, y dejar la responsabilidad
de los negocios e intereses de esa sociedad, a la libre competencia y las asociaciones,
el principio de actuar por voluntad propia”.
Era
lo que se había jugado en la guerra civil y los Jacksonianos la perdían. En ese
horizonte un vaquero libertario cruzaba el estado de Texas, para ir en busca de
la libertad que en su tierra se había perdido en esa guerra. Un hombre que, a
pesar de por jugadas del destino, terminara siendo uno de los ganaderos más
importantes de los EU, un empresario exitoso en infinidad de proyectos que
desarrollara, socio mayoritario de un banco comercial y otro banco de
inversión, que lo clasificaba como uno de los hombres más ricos y exitosos de
esa era, dedicó gran parte de su vida a preservar y engrandecer las ideas
económicas y políticas con las que se diera vida a los EU, ideas siempre
cuajadas con ese elemento que el tanto amaba, la libertad. Arriesgaría mucho en
su cruzada y sus logros, tal vez la historia se encargaría de calificarlos.
Pero lo que no requería calificación, era la vocación liberal de este vaquero y
la de sus hijos y descendientes.
Su nombre es Con Vallian, un rudo vaquero que, al darse
cuenta que la gente no aceptaba sus principios libertarios especialmente el de
paz, había decidido no participar en la guerra civil por considerarla un
infierno que fuera promovida por los políticos norteños, con el objetivo de
cortar las alas liberales que se estaban desarrollando en el sur con una
potencia que no les pareciera a los enemigos de la libertad. Al inicio de la
guerra él se había marchado a Japón con uno de sus compañeros de estudios en
West Point, Kenny Yamamoto, y había regresado siendo otra persona cuando ya la
guerra estaba terminada, para encontrarse con la gran devastación que se había
provocado en el sur. Encontraba su estado de Texas invadido por militares del
norte, con un gobernador militar tirano impuesto también por los líderes
norteños, todos los derechos individuales de la población suspendidos, y una
actitud de venganza de parte del norte para destruir totalmente el sur.
Se daba cuenta como el gran ideario de los padres
fundadores, que para él se resumía en una de las frases de Jefferson; “Cuando
el gobierno teme al pueblo, hay paz y libertad. Pero cuando el pueblo teme al
gobierno, hay tiranía. Estoy a favor de un gobierno que sea vigorosamente
frugal, pequeño y sencillo”. Se daba cuenta el norte activaba su plan para
limitar agresivamente la autonomía e independencia de los estados, a favor de
un gobierno central poderoso y obeso, todo ello en contra de las ideas que le
habían dado vida a la nación. El oeste americano que, siendo una reciente
adquisición mediante las agresiones y el despojo a México, era una región
despoblada en donde el gobierno todavía no se ocupaba de someter ni oprimir y,
por lo cual, la libertad se encontraba como la hubiera definido Locke; “un
estadio en el cual el hombre podía ser totalmente libre en ese esquema de
libertad que solo ofrece la naturaleza”.
En el peregrinar de este vaquero con su mirada
hacia el oeste, se encuentra con una pareja de pioneros de Filadelfia emigrando
al salvaje oeste americano del Siglo XIX. El vaquero, desde el primer momento
del encuentro, establece una rara e interesante conexión con ellos y decide
sumarse a su jornada para encontrar un pedazo de tierra que el gobierno les
había asignado. Durante su trayecto se convierte en su protector, amigo, un
modelo para el hijo de la pareja, un admirado personaje para el jefe de la misma,
e inclusive, una peligrosa tentación para la mujer a la que finalmente seduce,
y se convierten en amantes en lo que dura su peregrinar hasta los límites de
Texas—Nuevo Mexico, cuando el vaquero se despide para ir en busca de su destino.
Al
ir avanzando, este salvaje vaquero, Mr. Vallian, sorprendentemente se devela
como un verdadero libertario para quien el tesoro más preciado era ese; la
libertad. Uno de los rasgos de su personalidad
más interesantes, era su gran independencia, su fortaleza mental y
emocional, lo que la gente identificaba como una actitud hostil y antisocial
calificándolo de ermitaño, salvaje o egoísta. Sin entender que, bajo la
apariencia de un hombre rudo, había un ser humano con infinidad de cualidades y
virtudes así como un indomable valor, honestidad, integridad, honor, respeto de
su palabra. Sí, era un hombre rudo, pero también era un hombre de su época. Una
era en que el oeste americano se abría al mundo con los peligros que ello
representaba.
Sin
embargo, Vallian se describía como un hombre que no era “neddy”—es decir, él no
necesitaba vejigas para nadar, ni necesitaba de alguien para lograr sus más
puros propósitos, y mucho menos, alguien para ser feliz. Exhibiendo una gran
fortaleza de carácter, no requería de los soportes emocionales de parte de
otras gentes que luego se convierten, inclusive, en peligrosas adicciones.
Tampoco requería de otro tipo de populares estimulantes que se utilizan para
eso, sobrevivir emocionalmente, como relaciones amorosas de codependencia,
alcohol, la religión mal entendida, etc. Era pues, la representación de la
individualidad.
Durante
toda la jornada este hombre magistralmente maneja conceptos desde familia,
gobierno, sociedad, amistad y, algo especialmente interesante, la iniciativa
del hombre para actuar sin que, como lo describiera, “te anden arreando como al
ganado o seas parte de una mandada siguiendo una ruidosa caponera.” Es decir,
hablaba de esa responsabilidad individual para ir en la persecución de tus
sueños sin esperar que alguien más, y menos el gobierno, te los hiciera llegar
a tu puerta. Dibuja de forma genial los valores sobre los cuales el oeste
americano se estaba desarrollando: “Mind your own business” y deja en paz a tus
semejantes y ellos harán lo mismo contigo. “Laissez-Faire” en su rudimentario
concepto, pero tal vez el más puro de un gobierno que gobernara lo menos
posible.
Afirmaba
Vallian que lo peor que le podía suceder a un hombre, era convertirse en un
becerro lepe, es decir, un becerro huérfano sin poder valerse por sí mismo. Porque
los becerros lepes (huérfanos) si no aparece otra vaca para amamantarlo, la
mayoría de las veces fallece en medio del monte. De manera especial manejaba
brillantemente la filosofía de un orgulloso y poderoso individualismo, y la verdadera crueldad de lo
que tanto predican las iglesias; la compasión mal entendida, arma, según él,
que utilizan las religiones para controlar. Exhibía una sana ambición para, a
base de su esfuerzo personal y mucho trabajo, llegar a ser propietario de su
rancho, pero sin esperar “ayuda” del gobierno ni acciones benevolentes de nadie
más.
Una
noche, sentados alrededor de la fogata, la mujer le pregunta qué pensaba de
Ulises Grant. El vaquero responde no conocerlo. La mujer con incredulidad le
reclama; ¿cómo es posible que no sepa quién es el Presidente del país? Vallian
responde; ¿Por qué habría de saber? La mujer continúa; “porque es nuestro líder,
el que ganó la guerra contra el sur, y está haciendo grandes cosas por
nosotros, está ayudando a todos los americanos. Es el hombre ganó la guerra para que todos pudiéramos
vivir en paz”.
Entonces
el vaquero revira: “Lo siento señora, pues yo no creo en esas ayudas
desinteresadas, siempre que alguien ayuda a otra persona, es porque espera algo
a cambio. ¿Qué es lo que ese hombre Grant espera de ustedes?” Pero él mismo
responde; “el que dependan de ese gobierno para, como los jabalíes que yo
alimentaba en mi cabaña de la sierra, después ya no buscaban sus pastos pues
sabían cada mañana yo los alimentaría, pierdan su espíritu de lucha. La ayuda
que ustedes reciben, como las tierras que les han regalado en esta región,
lleva el precio de la sumisión a ese gobierno y, sin lugar a dudas, luego lo
tendrán de patrón, o, peor, esa esclavitud por la cual supuestamente pelearon,
se va a repetir pero ahora las cadenas serán tan invisibles que la gente no se
dará cuenta que han perdido ese tesoro que es la libertad. Y la llave, la
tendrá siempre el gobierno”
La
mujer insiste; “pero es impresionante ver a los representantes del gobierno
cuando tocan a tu puerta para informarte de los programas de apoyo y ayuda a la
comunidad”. Vallian fusilándola con la mirada le rebate preguntando: “Ustedes
vienen de Pensilvania ¿no es así?” Efectivamente, responde la pareja.
Continúa
el vaquero. El fundador de ese Estado y le dio su nombre, William Penn, en una
ocasión afirmó: “El pobre hombre en su humilde choza desafiante enfrenta las
fuerzas de la Corona. Su refugio podrá ser frágil; sus techos remendados; sus
paredes rajadas; el viento podrá soplar a través de sus averiadas paredes; la
tormenta la podrá invadir por las ventanos quebradas, la lluvia inundarla; pero
el que nunca entrará a esta casa es el Rey de Inglaterra; que sus fuerzas nunca
se atrevan a cruzar el umbral de mi casa porque este es el altar de mi familia
y mi libertad, y nadie lo penetrará sin mi permiso sin que le cueste la vida.”
“Que
no se atrevan esos representantes del gobierno a cruzar el umbral de mi puerta
ni a invadir mis espacios, pues yo no creo en la benevolencia de los píos,
mucho menos del gobierno y de sus políticos demagogos”, termina Vallian.
Siguiendo
en la sobremesa el citadino pregunta si había participado en la recién
terminada guerra civil, a lo que Vallian responde que no. Sin ocultar su
malestar le interroga de nuevo ¿por qué? El vaquero responde: “Porque no era mi
negocio ni mi asunto.” Entonces el interlocutor agresivamente le reclama: “Pero
fue una justa lucha para liberar a los esclavos.” Vallian le dirige una mirada
que casi lo perfora y afirma: “Entonces los que deberían de haber peleado eran
los esclavizados,” y pasa a repetir las palabras de Jefferson: “Nadie merece su
libertad si día a día no está dispuesto a morir luchando por ella.” “Si fueron
otros los que pelearon para darles su libertad, si ellos no se la ganaron, nunca
serán verdaderamente libres.”
Continúa
el vaquero. “Ustedes andan muy perdidos. La verdadera razón de la guerra civil
no fue la liberación de los esclavos. El motivo fue la forma que el norte
inició la destrucción del federalismo que le había dado vida a este país. Fue
además la forma en que el norte ahorcaba al sur con impuestos. El origen de los
EEUU fueron las 13 colonias que eran totalmente libres, independientes y
soberanas. Regiones de libertad y de impuestos moderados, y eso es lo que el
norte ha destruido. Ustedes tienen la misma gran confusión que existe de la
forma en que Texas—según historiadores mexicanos—le fue arrancada a México. La
realidad es que los mexicanos residentes de Texas, fueron quienes promovieron
su independencia cuando Santa Anna destrozó el federalismo, para concentrar el
poder absoluto en la ciudad de México. Se rebelaron contra otro Virreinato”.
“Nosotros
tenemos la misma confusión e historia parecida. El Sur—como lo contempla la
constitución—al estar en desacuerdo con la concentración de poder en Washington
que le arrebataba a los estados promovida por el mismo Lincoln, y además los
hacía pagar el 70% de los impuestos federales, declaró su secesión para formar
una verdadera República y continuar aplicando las ideas de Jefferson de
meritocrácia, gobierno limitado, y una gran zona de libertad económica, que
estaban edificando al país más rico del mundo. Pero el norte industrial, rico y
contagiado con otras ideas, no lo iba permitir y se desató esa carnicería.”
“Y
aclaro, yo estoy en contra de la esclavitud pero, repito, eso solo fue el
pretexto para iniciar la guerra.”
El vaquero libertario y
profeta II
Ricardo Valenzuela
Cuando
Vallian termina su perorata se da cuenta del asombro dibujado en el rostro de
la pareja. “Mr. Vallian”, le dice la mujer, “no teníamos idea de sus
conocimientos de historia.” El vaquero responde: “Soy un hombre rudo y la gente supone, sin mucha educación, pero
algo que me inculcó mi madre fue el amor por la lectura y gran admiración por
Thomas Jefferson y el resto de los padres de este país. Cuando ella me enseñó a
leer, porque aprendí antes de asistir a la escuela, me di a devorar las obras
que habían moldeado la mente de esos hombres que tanto admiro, después continué
mis estudios pero es un tema del cual prefiero no hablar, porque es un área de
mi vida en la cual se ha provocado un gran vacío, y una gran frustración que
siempre me acompaña.”
“¿Qué
fue lo que aprendió de todas esas lecturas?” Le pregunta ahora el hombre.
“Aprendí que los padres del país, conscientes que los primeros inmigrantes
llegaron en busca de libertad lejos de la opresión de Reyes, iglesias y
ejércitos, formaron una República comercial en la cual el hombre común tuviera
oportunidades en un ambiente de libertad donde, a diferencia de los sirvientes
feudales, fuera dueño del fruto de su trabajo, y todos seríamos iguales, pero iguales
ante la ley. No habría gobiernos opresivos escogiendo ganadores y perdedores.
Con las frases de Jefferson como; “el mejor gobierno es el que gobierna menos,
O, El árbol de la libertad debe de ser regado de cuando en cuando con la sangre
de los mártires y los tiranos,” se inició la formación de la ideología que
ahora rige mi vida, y es la que el norte está tratando de destruir y enterrar,
para poder controlar toda la sociedad.
“Adams
escribió que este nuevo país era parte de un gran plan para “la iluminación del
ignorante, y la emancipación de algo tan antiguo como la misma humanidad, la
servidumbre humana,”. Pensaba que las leyes republicanas combinadas con buena
educación, producirían una sociedad virtuosa y responsable. La virtud puede ser
enseñada, afirmaba, y educación será la herramienta que produzca caballeros
para escalar los niveles de la sociedad, y ya no sea un privilegio de
nacimiento.” Pero ¿Qué ha sucedido? Pues
el estado poco a poco tomando control de la educación para crear mentes
dependientes, gentes resentidas con los que han sido exitosos, rezando en el
altar de ese nuevo ente nebuloso que llaman estado.
Hace
una corta pausa y prosigue: “Pero yo pienso que eso va a depender de la forma
que eduquen a la gente. Porque cuando a las masas les siembran ideas dementes
en la cabeza, se comportan como los caballos mal amansados y ya no sirven ni
pal arado. Así vale más que se queden brutos pues la educación puede ser un
arma de dos filos, tiene la capacidad de crear caballeros virtuosos, pero
también hombres resentidos, dependientes, envidiosos y violentos. Y ese es uno
de los grandes temores que yo tengo, he sabido la forma que ustedes los yankees
están creando sistemas educativos para eso, formar esclavos sin cadenas”.
Dentro
de su esquema libertario, este vaquero manejaba de forma genial el concepto de
los derechos naturales del hombre, con origen anterior a los gobiernos: El
derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad cuya protección justificaba,
inclusive, el cegar otras vidas.
El
hombre de Filadelfia le reclamaba; “no puedes tomar la ley por tus propias
manos, hay un gobierno para protegernos”. Vallian respondía; “yo no he visto
algún gobierno que los proteja contra lobos, indios, asaltantes y cuatreros durante
los últimos 40 días, ustedes casi pierden la vida cuando los encontraron esa
partida de bandidos ¿Dónde estaba ese gobierno protector?” “Pero matar es
pecado, respondía el citadino”. Vallian cerraba el dialogo diciendo; “prefiero
ser yo el pecador y no el que me apunta con su colt 45 exigiéndome le entregue
mi caballo, y no un ángel de virtud pero todo espinado porque, sin caballo, he
tenido que caminar las últimas 20 leguas” Continuaba. “Hay muchos tipos de
asaltantes y el gobierno, en lugar de protegerte, se puede convertir en uno de
los peores de ellos cuando pretende robarte el fruto de tu trabajo, oprimirte, controlarte
hasta dejarte casi amarrado como a los becerros cuando los van a herrar. Y
cuando ven algún obstáculo en este camino, hacen la guerra como la que acaban
de terminar.”
“No
entiendo”, le revira el hombre. “Es sencillo” replica el vaquero, “Jefferson lo
dijo claramente: “El curso de la historia siempre ha sido que los gobiernos se
agigantan mientras las libertades se encojen, y la consecuencia es el abuso de
poder. Y cada vez que se libra una guerra, cuando callan los cañones y
desaparece el humo de la batalla, siempre emerge una sociedad menos libre”. Por
eso los creadores de la constitución trataron de desparramar ese poder y no se
concentrara. Solo hay que voltear a otros países del mundo, a cualquiera, y
veremos la forma en que los gobiernos oprimen a la gente. Si Jefferson tiene
razón en eso que afirmaba, no me puedo imaginar qué tipo de gobierno tendrán
nuestros descendientes en los próximo 50 o 100 años, y eso me aterra.”
“Cuando
logramos la independencia las colonias se convirtieron en estados soberanos y
nacieron sus constituciones. Los estados eran autónomos y todos en conjunto una
gran zona de libertad económica sin impuestos ni tarifas. Pero, primero en el
norte y ahora en el sur, el gobierno federal se expande y las libertades cada
día están más amenazadas. La guerra de independencia fue provocada por eso; los
impuestos con los que sangraban las colonias que es el ataque más cruel a la
libertad.”
La
pareja no salía de su asombro ante las afirmaciones del vaquero y el hombre
casi con ansiedad pregunta ¿Qué piensa sucederá en el futuro?
El
montaraz luego de expulsar una bocanada de humo prosigue. “Jefferson antes de
su muerte hizo varias advertencias.” “No se enamoren de ese nuevo concepto tan
de moda en Europa, democracia, porque, de la forma que en estos momentos la
están estructurando, puede convertirse en el mandato de la plebe cuando un 51%
de la gente acuerda oprimir al otro 49%. Y repito, siempre que hay guerra y se
disuelve el humo de los cañones, emergen naciones menos libres y gobiernos
agigantados. Habrá devastadoras guerras en Europa en menos de cien años, EU no
debe participar porque si lo hace, iniciará la pérdida de libertad y su
declive.”
Cuando
llegan al punto en que sus caminos se apartan, Vallian se dispone a continuar
su jornada y la mujer al despedirse le afirma: “Bien Mr. Vallian, espero tenga
una buena vida.”
El
vaquero sonríe y responde: “Señora; mi vida no podría ser mejor, tengo todo lo
que necesito: Primero, ese Sr. Grant que dicen me anda buscando cargando una
trampa para coyote para ayudarme, está a más de 3000 millas de aquí, y que
nunca se atreva a cruzar el umbral de mi potrero, pues siempre cargo mi colt 45
y una carabina 30-30 para defender mi territorio. La opresión del gobierno
seguirá extendiéndose por todo el país, pero yo continuaré cabalgando hacia el
oeste donde no haya llegado.”
“Tengo
café, frijoles y carne seca en mis alforjas, buen tabaco para masticar. Le
suelto la rienda a mi caballo y al caer la noche hago campamento, tiro una
cobija en el suelo y con otra me cubro, me acuesto recargado en mi silla de
montar y miro las estrellas, respiro profundamente la libertad dibujando el
propósito de mi vida, y cómo lo voy alcanzar, se callan las cuichis y los
coconitos, aúllan los lobos y coyotes, empieza el canto del tecolote y en la
lejanía se escucha el llanto alegre del yorihuín, cierro los ojos y me duermo;
esa es mi casa Señora.”
El vaquero libertario y poeta III
Ricardo Valenzuela
Cuando
llegan al punto en que sus caminos se apartan, Vallian se dispone a continuar
su jornada, y la mujer al despedirse le afirma: “Bien Mr. Vallian, espero tenga
una buena vida y encuentre su casa.”
El
vaquero sonríe y responde: “Señora; mi vida no podría ser mejor, tengo todo lo
que necesito: Primero, ese Sr. Grant que dicen me anda buscando, dizque para
ayudarme, pero cargando una trampa para coyote, está a más de 3000 millas de
aquí y que nunca se atreva a cruzar el umbral de mi potrero, pues siempre cargo
mi colt 45 y una carabina 30-30 para defender mi territorio. La opresión del
gobierno seguirá extendiéndose por todo el país, pero yo continuaré cabalgando
hacia el oeste, buscando lugares en donde no haya llegado.”
“Tengo
café, frijoles y carne seca en mis alforjas, buen tabaco para masticar. Le
suelto la rienda a mi caballo y al caer la noche hago campamento, tiro una
cobija en el suelo y con otra me cubro, me acuesto recargado en mi silla de
montar y miro las estrellas, respiro profundamente la libertad dibujando el
propósito de mi vida, y cómo lo voy alcanzar, se callan las cuichis y las palomas,
aúllan los coyotes y empieza el canto del tecolote, cierro los ojos y me duermo;
esa es mi casa Señora.”
Vallian se despedía de la pareja de pioneros que finalmente
habían localizado la parcela de tierra que el gobierno les asignara, en su plan
de asentamientos del oeste de EU. Habían ya iniciado la construcción de su casa
en lo que era un paso más hacia la realización de su sueño, un rancho ganadero
ubicado en la línea divisoria de Texas y Nuevo Mexico. Era una región especial
para la cría de ganado con sus lomeríos de pastizales que se extendía mas allá
de lo que alcanzaba la vista. Las lomas se adornaban con bellos encinales, cedros,
y a las orillas de los arroyos enormes álamos y sauces, poco más arriba, ya en
las faldas de la sierra, aparecían hermosos pinos.
Cabalgando hacia el suroeste, Vallian pensaba los McKaskel
eran una familia afortunada, y no tenía duda serían exitosos en su proyecto. Pero
era una región completamente alejada de
la civilización y, se podría decir, una zona despoblada en donde la ley era un
producto totalmente desconocido. Los apaches y comanches fieramente combatían
cualquier tipo de asentamientos en lo que ellos consideraban era su tierra.
Eran tribus que en los últimos 35 años del siglo 19, se embarcarían en una
mortal lucha contra los blancos, tanto americanos como mexicanos, que cobraría
miles de vidas en la geografía donde se desarrollaría la vida de Vallian. La salvaje
región de Sonora, Chihuahua, Nuevo Mexico, Arizona y Texas.
Los apaches habían estado en guerra contra los españoles
desde el siglo 16 cuando estos llegaran a Nuevo Mexico. Aun cuando los
sacerdotes intentaban convertirlos al cristianismo, los españoles habían sido sumamente
crueles en la lucha contra esos pueblos. Los capturaban para luego venderlos
como esclavos, o simplemente enviarlos a Cuba para usarlos en la edificación de
sus fuertes e iglesias. El odio y la agresividad de los apaches se habían
incrementado a través de los siglos. Al arribo de Vallian, el fenómeno era
especialmente peligroso debido a la nueva política de exterminio que ahora
implementaban los EU, y ante tal cacería, las tribus enfurecidas cruzaban la
nueva frontera entre EU-Mexico, para llevar a cabo sus correrías y establecer
sus asentamientos en Chihuahua y el noroeste de Sonora, en donde sus ataques
provocaban pavor en el norte de Chihuahua y en toda la región del rio de
Sonora.
Vallian se dirigía a Nuevo Mexico huyendo de las multitudes
de inmigrantes que, como los McKaskel, en avalanchas invadían el oeste en busca
de una mejor vida. Su sueño era iniciar su proyecto para establecerse como
ganadero, pero sin aceptar ayuda alguna del gobierno, puesto que él consideraba
era una fórmula de crear dependencia. Después de todo, el era un vaquero texano
que hubiera nacido, crecido y trabajado en ranchos ganaderos en todo el estado
de Texas y Oklahoma. El oeste estaba abierto para hombres de ambiciones sanas y,
lo más importante, era una región de libertad. Pero también porque un hombre
que el admiraba y respetaba, un texano llamado Leobardo Gálvez, con cierta
terquedad le había insistido en lo interesante del pueblo de Socorro.
La guerra civil acababa de finalizar y los confederados, al
mismo ritmo que los norteños de la unión desarrollaban su soberbia ante la
victoria, ellos incrementaban su resentimiento y deseos de venganza. Vallian
tenía claro que el agresor había sido el norte y, sobre todo, más claro tenía la
esclavitud no había tenido absolutamente nada que ver en el inicio de
hostilidades. Los estados sureños, que conservaban las ideas libertarias de los
padres de la patria, eran agredidos por su firme oposición al centralismo que
Lincoln establecía, a quien ellos consideraban el Santana americano. Nuevo
Mexico estaba ya invadido por los victoriosos norteños y Vallian lo estaba
comprobando. Ello provocara que seguido recibiera agresiones verbales de parte
de los yankees, que lo reconocían como el clásico “rebelde”.
En estados como Texas y algunos otros confederados, los
perdedores se habían estructurado como guerrillas para seguir combatiendo, y nacían
organizaciones como el Ku Klux Klan. Si a ello le sumamos los enfrentamientos
entre mexicanos originales de Texas y Nuevo Mexico, con los inmigrantes anglosajones,
los apaches y comanches en son de guerra, Vallien pensaba era un volcán dormido
a punto de explotar. Su ideología libertaria lo impulsaba a buscar vivir en
paz, a pesar que, siempre en defensa propia, había tenido que privar de la vida
de seres humanos, en especial cuando cabalgara en las filas de los Rangers de
Texas. Por ello, caminaba hacia el oeste buscando esa paz, su destino y, en
especial, su libertad.
Siendo un vaquero con gran pasión por el conocimiento, lo llevaría
a educarse a través de la lectura descifrando el divino concepto de libertad. Ese
concepto que hombres como Jefferson, Adams, Jackson, e inclusive, el mismo
Jefferson Davis—presidente de los estados confederados—habían estado dispuestos
a entregar su vida para lograrla, presentía la suya se asomaba a un futuro de
incertidumbre. Su educación formal apenas llegaba hasta el quinto grado, o era
lo que él decía, pero durante años había devorado libros lo que le daba una
perspectiva diferente ante la vida. El primero que le regalara uno de sus
maestros fue; “Dos tratados de Gobierno”, de John Locke, eso le cambiaría su
vida. Le había impactado la forma en que Locke afirmaba los derechos naturales
no eran una concesión del estado, eran otorgados por dios y anteriores a los
gobiernos.
Después de cabalgar durante varios días, llegaba al bello
pueblo de Socorro, Nuevo Mexico, una región de grandes explotaciones ganaderas
que construían una sociedad prospera y, hasta hacía algunos años, libre y en
paz. Pero al pasar Nuevo Mexico a ser territorio de los EU, se iniciaba una
expansiva ola de inmigrantes anglosajones, que de inmediato provocaban
enfrentamientos con los mexicanos originales. Esos mexicanos en su mayoría eran
descendientes de los españoles, que arribaran hacía más de 300 años para fundar
los primeros asentamientos.
El territorio de Nuevo Mexico, que originalmente incluía
Arizona, era la región más abandonada desde la frontera del rio Suchiate hasta
Alaska y, por lo mismo, gran refugio de bandoleros, aventureros y fugitivos de
la ley. Era también el epicentro de las luchas entre blancos, apaches y
comanches. Era igualmente un paraíso para los abigeos mexicanos que fácilmente
se introducían para robar ganado. A pesar del gris panorama que el vaquero
encontraba, decide quedarse, cuando menos por un tiempo, en ese bello pueblo.
Procede a instalarse en el único hotel de Socorro, Vallian
inicia la redacción de una larga carta para Susanna Mc Kaskel, la esposa del
pionero que había acompañado hasta su destino. Entre ellos había surgido una
extraña relación que, durante los últimos días de aquella jornada, los había
convertido en apasionados amantes para enviarlos a un remolino de confusiones
que, particularmente al vaquero, le provocara pensar se había enamorado. La
carta era melancólica y de nuevo le confesaba sus sentimientos, pero también le
decía, en medio de un halo de tristeza, estar consciente de que nunca se
volverían a ver. Finalmente, una vez más les ofrece su ayuda y si algún día lo
necesitaran, sabrían como contactarlo.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario poeta IV
Ricardo Valenzuela
Establecido Vallian en el pueblo, durante las siguientes semanas se dedicaría a conocer
gentes claves, siendo uno de ellos el sheriff, Manuel Santos, quien, al
estrechar la mano y dar inicio a la conversación, de inmediato lo ubicó como
uno de los Rangers de Texas quien se hubiera construido una reputación de
hombre valiente, honesto, de una sagaz inteligencia y, sobre todo, muy diestro en
combate ya fuera con sus manos, su cuchillo Bowie y, especialmente con las
armas de fuego. Esa reputación llegaba a oídos de un importante hacendado, no vía
el sheriff, sino de boca de otro vaquero texano que conociera a Vallian, desde
que ambos formaran parte de una arriada de ganado de Texas hasta Dodge City en
Kansas.
El poderoso ganadero era un mexicano criollo, descendiente
de españoles y de nombre Julián de Zamora, hombre ya en sus 70s y propietario de
uno de los ranchos más grandes de Nuevo Mexico. Un buen día, Vallian recibe una
invitación del hacendado para visitarlo en su rancho. Luego de enterarse de
quien era Julián de Zamora, acepta la invitación y arribaba a la famosa
hacienda al sur de Socorro, después de un recorrido de esas interminables lomas
de pastizales, en una sucesión de valles, sierras y arroyos en donde pastaban
miles de reses. Ese era el famoso rancho, Los Sicomoros. En lo que el vaquero pensó
era un pequeño pueblo, el rancho aparecía en medio de un hermoso valle con una
casa estilo colonial español, al fondo unos corrales para manejo del ganado, caballerizas,
almacenes, casas para los vaqueros y sus familias, y una majestuosa iglesia.
Minutos después, uno de los empleados lo instalaba en una
enorme biblioteca, y dos muchachas le servían café con unos panecillos.
Impresionado se pone de pie para mirar la cantidad de libros en los estantes.
Se sorprende al identificar todos los libros de los grandes liberales como;
Adam Smith, John Locke, Tocqueville, pero también obras clásicas como Don
Quijote de la Mancha, libros de historia. Lo rescata de su asombro la entrada
al recinto de un hombre maduro, alto, de apariencia distinguida, y en perfecto
inglés le dice, Sr Vallian, gracias por aceptar mi invitación, cuando le tiende
la mano. El vaquero responde, gracias por invitarme don Julián. El hacendado
después de los clásicos inicios de una conversación entre dos desconocidos, sin
perder tiempo le dice; mire Sr Vallian, espero que no le moleste, pero le
confieso que antes de extender esta invitación, recabé toda la información
disponible de su persona, y realmente su currículo es impresionante.
Pero antes de iniciar nuestra conversación, yo quiero que
usted conozca mi historia. Continúa don Julián; yo soy cuarta generación de
españoles que arribaron a esta región hace casi 200 años. Los terrenos que
configuran este rancho, le fueron concesionados a mi bisabuelo a través de un
decreto real emitido por el rey de España. Tengo, tal vez, la operación
ganadera más grande de Nuevo Mexico, pero como están las cosas después de la
guerra con Mexico, la guerra civil, y los apaches en pie de guerra, la
emergencia de una gran ola de incertidumbre me ha hecho pensar que necesito un
anillo profesional de seguridad y gestión y, en estos momentos, creo que usted puede
ser el hombre para esta misión. Pero además, lo que ha estado sucediendo en
Mexico desde su independencia. Golpes de estado, guerras, proclamas, invasiones
de parte de países extranjeros, importación de emperador porque consideran
ellos no se pueden gobernar, varias constituciones, yo pienso se va convertir
en un conflicto mucho más serio que también nos afecte a nosotros tan cerca de
la frontera.
El vaquero quiso hablar pero el hacendado prosigue, no me
diga nada todavía, solo escúcheme. Yo se que usted, como yo, ama la paz, la
libertad, la independencia. Y también, como yo, se siente mal por el rumbo que
está tomando este país bajo el control de malos políticos. Igualmente sé que su
sueño es llegar a ser propietario de un rancho ganadero, sin gobiernos, ni parásitos
que no le permitan vivir en paz dictándole lo que puede, o no puede hacer. Pues
yo estoy seguro que aquí, en Los Sicomoros, puede encontrar todo eso. Sin salir
de su sorpresa Vallian pregunta ¿Qué es lo que me está dibujando que puede ser
una propuesta? Responde don Julián, no le estoy ofreciendo un trabajo, le
ofrezco que ambos nos embarquemos en una aventura. Una aventura para restaurar los
derechos más sagrados del hombre; a la vida, a la libertad y la propiedad, en
un país que los ha empezado a olvidar y abandonar.
Lo que yo le propongo es una sociedad para eso. Yo estoy
dispuesto a venderle uno de mis ranchos para que me lo pague con su
trabajo—trabajo que estoy seguro se podrá medir con gran precisión en dólares, cabezas
de ganado, en oro o plata—Este será un trabajo duro, una proposición muy
ambiciosa, y una responsabilidad muy grande. Yo tengo otros intereses fuera de
la ganadería, y también intereses en Mexico que hay que atender, tengo algunos enemigos
a los que hay que confrontar, políticos con los que desgraciadamente hay que lidiar,
cuatreros y abigeos a los que hay que colgar, apaches a los que hay que repeler.
Pero, sobre todo, quiero que me ayude a crear, en estos 800,000 acres que
representa Los Sicomoros, un paraíso de libertad que sea inmune a todas esas
amenazas que ambos vemos, mas no así la mayoría de la gente que permanece ciega
ante esta realidad.
Nuevo Mexico, durante casi tres siglos, fue la zona más
libre del mundo porque a los políticos, españoles, mexicanos o americanos, no
les interesaba. Pero a medida que su interés empezó a crecer, nuestras
libertades, nuestra seguridad y nuestra paz, empezaron a disminuir. Ahora con
la derrota de los confederados, yo temo que el proceso se acelere, pues los
libertarios del sur, vamos a estar hostigados por los estatistas del norte. Y
si para detenerlo tengo que edificar un país libre dentro de Nuevo Mexico, lo
voy hacer y que no se atreva el rey, los políticos, los apaches o los bandidos,
a penetrarlo porque esta será tierra de libertad para esos hombres que no
quieren ser oprimidos, y que la defenderán con su vida.
Vallien escuchaba con una gran sorpresa dibujada en su cara.
No podía creer lo que estaba escuchando. Un hombre que amaba la libertad tanto
como él. Un idealista como él. Un hombre que pareciera haber salido de alguna
de las obras clásicas.
Continuaba el hacendado. Acuérdese del gran pensamiento de
Jefferson: “El árbol de la libertad debe ser regado de vez en cuando, con la
sangre de los mártires y los tiranos”. Y este árbol, mi estimado Sr Vallian, se
está secando. No estoy hablando de guerra ni violencia, estoy hablando de
preservar la libertad, no dejándola morir y continuar creándola en esta región.
Porque yo pienso que cuando los hombres son libres, bien
nacidos, bien formados y mantienen buenas compañías, nace en ellos el instinto
natural que los mueve siempre actuar virtuosamente, con integridad, y
mantenerse lejos de los vicios y de las malas pasiones como el odio, la envidia,
resentimientos. Pero esos mismos hombres, cuando a base de opresión, abuso, y
falta de libertad, los mantienen en el mundo de las tinieblas que los tiranos siempre
construyen, igualmente, de forma natural, abandonan su noble disposición que
antes los inclinaba a la virtud, y nace en ellos lo diabólico para convertirse
en criminales y amenazas para la sociedad. Y producir miembros positivos para
la sociedad, no debe ser labor de los gobiernos, debe ser el más sagrado deber
de esa sociedad civil.
Por eso, si yo veo que el gobierno estará coartando la
libertad, me dedicaré a crearla a la misma velocidad que el gobierno la
destruye. Al mismo tiempo que el gobierno tienda una trampa, yo le daré al
hombre una ruta diferente para no caer en ella. Aunque tenga que destinar el
resto de mi vida para ello. Y no quiero sonar arrogante enfrentando al estado,
pero repito a Jefferson; “el árbol de la libertad debe ser regado de vez en
cuando, con la sangre de los mártires, y los tiranos”.
REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario y poeta V
Ricardo Valenzuela
Ahora sí, Sr. Vallian, usted tiene la palabra para que me
diga qué piensa de todo esto. El vaquero sacudiendo la cabeza como para salir
de un profundo sueño le dice: Pues mire, don Julián, estoy al mismo tiempo
impresionado, entusiasmado y confundido. Impresionado por la forma que usted
describe con tanta puntería lo que sucede y, más importante, lo que puede
suceder en esta región del mundo, al igual que las consecuencias que esto pueda
acarrear. Entusiasmado porque su elocuencia y su pasión son realmente
contagiosas, al mismo tiempo que, lo que usted describe, es un proyecto
cubierto de idealismo, pero igualmente cubierto con sentido común. Lo que
describe es un deber abandonado y al mismo tiempo un grito invitando, y me
llega otro de los pensamientos de Jefferson: “El coraje y el valor de un hombre,
hace la mayoría”. Confundido porque
estoy ante un concepto novedoso, y, como decía mi padre, no sé cómo hacer el
quehacer.
Mire don Julián, yo siempre he sido un hombre que maneja sus
asuntos con cautela. Creo que necesitamos platicar mas antes de que yo le pueda
dar una respuesta que, desde ya le digo, todo me apunta a que esa respuesta
será positiva. Bien revira don Julián ¿Qué le parece si pasa esta noche en el
rancho y de esa forma tendríamos el tiempo requerido? Me parece bien, responde
el vaquero con una amplia sonrisa. Perfecto, responde don Julián, entonces
pasemos al comedor pues ya es hora del almuerzo. Pasan a un bello comedor y las
muchachas inician a servir los platos
que serían acompañados del mejor vino español. Durante la comida, el hacendado
le da al vaquero más información de su persona. Así se entera que había perdido
a su esposa hacia algunos años, a causa de una grave enfermedad. Se entera
también que tenía dos nietos; Lorenzo e Isabel de Zamora, quienes vivían en el
este. Lorenzo, ejerciendo como abogado en Nueva York, en donde había estudiado
y decidiera asentarse, e Isabela estudiando en Filadelfia.
Con el dolor dibujado en el rostro, le platica había perdido
a su único hijo, cuando la caravana en que viajaba hacia El Paso, fuera atacada
por los apaches provocando una sangrienta masacre en la cual varias gentes
perdieron la vida. Se enteraba también que, siendo aun Nuevo Mexico parte de la
Nueva España, cuando él era un solo un niño, estuvo estudiando en la ciudad de
Mexico y en Guadalajara, pero extrañaba mucho la vida del rancho y, después de
solo un año, regresaba a Los Sicomoros. Al final de la comida propone el
Hacendado, descansaremos un rato y más tarde montamos un par de buenos caballos,
para enseñarle los alrededores y continuar nuestras platicas. Perfecto,
responde Vallian, y una de las muchachas lo dirige hacia su habitación. Se tira
en la cama y deja volar sus pensamientos. No cabía duda de que don Julián era
un hombre excepcional y sus ideas eran revolucionarias.
Al tiempo convenido, uno de los vaqueros llega a la casona
con un par de hermosos caballos ensillados, un moro y otro retinto. ¿Cuál te
gusta? Le pregunta ahora don Julián en español y tuteándolo. El hacendado se
sorprende cuando Vallian le responde en perfecto español; siempre me han
gustado los caballos moros, me quedo con este, acariciando al moro. Don Julián
sin salir de su asombro le pregunta ¿Cómo es que hablas tan bien español? Le
responde el vaquero, yo nací, aquí en Nuevo Mexico, pero estando muy chamaco mi
padre consiguió trabajo en un rancho cerca de lo que ahora es Eagle Pass. En
esa región todavía no habían llegado los inmigrantes gringos, ahí había puros
mexicanos y tuve que aprenderlo. Inclusive, mis años de escuela fueron en
español.
Cabalgando ya sobre las largas lomas cubiertas de pasto
color oro, don Julián le pregunta ¿Qué piensas de la anexión de Texas y el
suroeste de los que es ahora EU? El vaquero responde. Es un tema difícil de
opinar porque levanta muchas pasiones, pero estoy seguro no es el caso entre
nosotros. Así es, revira rápido el hacendado. Responde con toda honestidad,
dice el ranchero. Bien, revira el vaquero. Yo pienso que en relación a este
evento, para Mexico el gran culpable somos nosotros, todos los americanos. Para
los americanos con un poco mas de conocimientos, sabemos que todos los
territorios de Mexico que pasaron a los EU, estaban totalmente abandonados puesto
que, después de la independencia, los políticos mexicanos luchaban por el poder
sin ocuparse de gobernar. Ahora, aquí en nuestro país, a diferencia de Mexico, la
maquinaria política que crearon los padres de la patria, funcionaba a la perfección
y, haciendo a un lado la guerra civil, sigue funcionando, que no es el caso de
Mexico.
Yo pienso que la respuesta a este enigma, nos la va a dar el
tiempo. Es decir, en unos 100 años el mundo será testigo de la forma en que,
tanto Mexico como la parte anexada, habrán manejado sus asuntos para alcanzar
sociedades que, como lo escribiera Jefferson, tengan la libertad para ir en
busca de su felicidad. Qué clase de gobiernos se desarrollen en los dos países,
y más importante, que clase de sociedades emerjan. Porque si Mexico sigue
apegado a la receta de la monarquía española, su estatismo, su mercantilismo,
su falta de libertad, su economía dirigida por gobiernos ineptos y corruptos,
yo no le auguro un futuro interesante. En estos momentos, a menos de un siglo
de la independencia de ambas naciones,
ya se puede observar el éxito de los EU en el mismo “Nuevo Mundo”, en el mismo
paralelo de la historia. Mientras que en Mexico vemos su inhabilidad para
emerger como una nación capaz de redimir, o al menos razonablemente mejorar, la
gran pobreza que continúa expandiéndose. Mexico no ha logrado una forma de
gobierno estable, más que dictaduras que solo saben actuar con gran represión y
arruinan al país.
Y es que Mexico fue conquistado por un país que, y me
disculpa don Julián, en muchos aspectos es admirable, pero siempre ha rechazado
la emergencia del espíritu del modernismo, ha construido murallas contra la
emergencia del racionalismo y el pensamiento libre—es decir, contra las bases
de la moderna revolución industrial y liberal, y la economía libre. Un país que
en gran parte sigue controlado por la iglesia católica, enemiga de la libertad,
y también de los hombres que expresan una sana ambición para hacer fortuna sin
tener que recurrir al gobierno. La economía de Mexico es y, me temo, por muchos
años será, una economía anti crecimiento y anti desarrollo, que solo producirá
crecimientos alfeñiques y muchos problemas.
Yo pienso que Mexico es un potro salvaje que no se puede
amansar, y el mismo libertador de gran parte de Sur América, Simón Bolívar, lo
dijo aplicado a toda América Latina: Yo fui el comandante de esta región por más
de 20 años, y así pude llegar a algunas conclusiones definitivas: 1)América
Latina es ingobernable; 2) Lo único que las revoluciones han traído a esta
región, es el sentimiento de haber estado arando en el mar; 3) La acción más
inteligente que se puede tomar, es emigrar a países más libres, como esa nueva
nación en el norte; 4) Toda la región, sin lugar a dudas, caerá bajo la
dominación de obscuros tiranos de todas las razas y colores; 4) Por mas heridos
que nos dejen todos los crímenes cometidos y agotados por los excesos de los
tiranos contra el pueblo, jamás deberíamos pensar en buscar a Europa para que
nos reconquisten; 5) Si alguna parte del mundo está destinada a regresar al
caos, será toda América Latina.
El ranchero sonriente le responde. Ahora el impresionado soy
yo. No tenía idea de la profundidad de tus conocimientos de historia y política
internacional. Y no solo estoy de acuerdo contigo, regresando al rancho te voy
a regalar un libro en el cual, Fray Servando Teresa de Mier, en su discurso
ante el congreso mexicano, hace una comparación entre las sociedades de Mexico
y EU, para entender el rumbo tan diferente que ambos países están siguiendo y,
en especial, a donde arribarán. Esta región está destinada a mostrar cómo el
gran experimento de un novedoso sistema político y económico, será el ejemplo
para el mundo. El primer gobierno mundial basado en la libertad individual y el
respeto a esos derechos del individuo. Te voy hacer una predicción, en menos de
cien años, la economía de esta región que fuera parte de Mexico, será varias
veces mayor que la de todo el país mexicano.
Entonces, desde ese punto de vista y ese análisis válido, yo
pienso igual que tu, que la historia de alguna forma definirá la naturaleza de estas
acciones que, aunque en su época fueran tal vez ilegales o injustas, y en estos
momentos pueden ser dolorosas e injustificables para México, es muy seguro lo
sean durante muchos años, para mantenerse como una de las grandes heridas que
hagan muy difícil la relación entre los dos países.