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Thursday, December 21, 2017

El vaquero recorre el rancho de Nuevo Mexico



REFLEXIONES LIBERTARIAS

El vaquero libertario y poeta VIII

Ricardo Valenzuela



Después de que les sirvieran el segundo café, don Julián le pregunta ¿Qué has pensado mata sietes? El vaquero sonriendo le dice, usted es un gran seductor don Julián, y en estos momentos ya me siento atrapado en su red de la cual, pienso que quien caiga en ella, como los coyotes entrampados, ya no se pueden escapar. Bueno, responde el hacendado, sin considerar que tu respuesta en un sí definitivo, si veo que ya agarramos el camino real y, entonces, hay que empezar a galopar. Te propongo lo siguiente Con, era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Me gustaría que conocieras todos mis ranchos pero esa va a tomar tiempo, pero si te quiero enseñar una zona que para mí es especial.



Continúa don Julián. También te quiero platicar un poco más de otros negocios en los cuales participo. Me parece bien, responde Vallian, pues se que usted no solo es ganadero, sino que ha invertido en infinidad de negocios. Así es mata sietes, y esas inversiones vienen desde la época de mi bisabuelo. Soy accionista importante y mayoritario del Cattlemen’s Bank of New Mexico, que fue fundado por mi padre, y yo soy Presidente de su junta directiva. El banco tiene oficinas en Socorro, Albuquerque, El Paso, Las Cruces, Santa Fe y una oficina representativa en Nueva York, que la maneja mi nieto y quien espero algún día tome totalmente las riendas. Tengo algunos intereses mineros aquí en Nuevo Mexico y en Colorado. Y tengo una inversión algo desatendida en una rica mina, en un pueblo de Sonora llamado La Colorada.



Tengo buenas relaciones en Chihuahua y Sonora, porque desde la época de mi abuelo hemos comprado ganado para luego traerlo, darle una llenadita en los pastizales de Los Sicomoros, y mandarlo a los mercados del este. Soy buen amigo del Gral. Luis Terrazas de Chihuahua quien, estoy seguro, es el ganadero más grande de Mexico. Es más, cuando Nuevo Mexico pasó a ser parte de EU, algunos de mis parientes emigraron a Chihuahua después de vender sus propiedades, pues tuvieron algunos problemas con los inmigrantes gringos. Bueno, me desvié de lo que te propuse. Quiero que conozcas esta parte de Los Sicomoros porque sé que te va a gustar. Es una jornada de varios días cruzando las sierras al oeste, y tengo que prevenirte, por ahí todavía rondan los apaches. Ah pues va a estar divertida esta jornada don Julián, responde el vaquero.



Un par de horas después, don Julián y Vallian encabezando una caravana de varios vaqueros bien armados, mulas cargando las provisiones y artefactos de cocina, un cocinero negro cabalgando también una mula, y un ayudante del cocinero. Cabalgarían durante varias horas hacia el oeste y al filo del medio día, una “parada” para almorzar y descansar un rato. Reanudan su marcha y ya casi para ocultarse el sol, la caravana había ya iniciado la subida de la sierra, y Vallian se quedaba azorado con la belleza de los bosques de pinos, las cañadas corriendo, pastizales verdes y conformaciones rocosas que parecieran ser obra de un gran  escultor. Al llegar a un lugar cerca de un arroyo y no de tan espeso bosque, don Julián dice, este es un buen sitio para acampar.



Empiezan a desensillar los caballos, el cocinero prepara sus utensilios incluyendo una parilla para asar tres guajolotes que habían cazado. Una media hora después, todos los miembros de la caravana se sientan alrededor de una gran fogata, y empiezan a devorar el asado de guajolote (coconito) acompañado con frijoles, tortillas de harina, y algunos pedazos de queso. De los cinco vaqueros que los acompañaban, cuatro eran mexicanos, descendientes de españoles, y uno era un buen vaquero llamado Ventura Platt, originario de Wyoming y de madre mexicana. Al terminar la cena, los vaqueros respetuosamente se retiran para dejar solos a don Julián y Vallian quienes, sentados en par de piedras de tamaño ideal que, con el conjunto completo de formación rocosa, podría similar una mesa de juntas, inician su plática. ¿Qué piensas de este primer día de la jornada mata sietes? Lo mismo don Julián, responde el vaquero, este rancho suyo es un paraíso en la tierra. Pero yo quisiera platicar de otra cosa con usted. Revira el hacendado, adelante, lo que quieras.



Vallian le da un largo trago a su café ya mezclado con el excelente brandy español. Inicia con una pregunta. Yo ya le platiqué cómo es que yo me convertí a la religión de la libertad. Ahora yo le pregunto ¿Cómo es que usted se enamoró del concepto que lo hace expresar ese amor tan puro, idealista y potente por la libertad? Porque me parece increíble que un hombre con raíces en España y Mexico, que nunca se han distinguido precisamente por abrazarla, y más bien la han combatido a través de sus gobiernos autócratas en sociedad con la iglesia y sus militares, emerja como el más puro liberal. Es bien sabido que toda la América española sufre de la misma enfermedad, la autocracia, el mercantilismo, y el monopolio de la iglesia católica, enemiga de la libertad.  
Don Julián es quien ahora le da un largo trago a su café con brandy e inicia. Sí, es verdad que España tradicionalmente ha sido enemiga de la libertad. Pero muy poca gente sabe que la cuna más importante de la economía libre, es la escuela de Salamanca, en España. Desde el siglo XVI la escuela de Salamanca representada, aunque parezca increíble, por un grupo de sacerdotes católicos, iniciaba con Francisco de Vitoria (1483-1546) y alcanzaría su esplendor con Domingo de Soto (1494-1560). Una jornada que derivara en las primeras ideas liberales de forma bien organizada. Ellos fueron los primeros en tocar puntos tan delicados como, libertad de precios, propiedad privada, tipos de interés sobre el dinero, causas de la inflación, utilidades.

El mismo Bastiat estudió la doctrina escolástica en general y la española en particular, y elogiaba el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI. Según él, esta escuela fue el grupo que justamente se merece el título de fundador de la ciencia económica. Desgraciadamente, no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas. Pero no para mi bisabuelo, Sebastián de Zamora, quien se convirtió en un apóstol de la escuela de Salamanca y la libertad económica.


En 1517 el padre Francisco de Vitoria, fue consultado por comerciantes españoles afincados en Amberes, sobre la legitimidad moral de comerciar para incrementar su riqueza personal. Desde un punto de vista actual, se puede decir que era una consulta sobre la legalidad y moralidad del espíritu emprendedor y la creación de riqueza. Desde entonces, Francisco de Vitoria y otros teólogos prestaron atención a los asuntos económicos, y agresivamente se alejaron de posiciones ya obsoletas, e intentaron sustituirlas por nuevos principios extraídos de la ley natural.

Así fue que Vitoria y sus condiscípulos desarrollaron la doctrina de la ley natural en campos como la propiedad privada, las ganancias, los intereses, inflación, la masa monetaria, y los impuestos. Sus obras influyeron en Hugo Grocio, Samuel Pufendorf y, por medio de estos hombres, muchos intelectuales opinan, también sería una gran influencia en el pensamiento de Adam Smith y sus discípulos escoceses que tanto brillarían a partir del siglo 17.
La Escuela de Salamanca se destacó por su respaldo a la Propiedad privada, manejada en libertad sin la intromisión de los gobiernos. Estos escolásticos —haciendo suyo lo que había expresado Tomás de Aquino— consideraron que la propiedad privada y la libertad de mercados era algo legítimo y necesario para el desarrollo económico. Por su parte, Luis de Molina apoyó la defensa de la Propiedad privada afirmando que, si las tierras fueran comunales estarían mal administradas y, lo que es peor, sería fácil para los poderosos explotar a los más débiles. Juan de Mariana resumió genialmente en una frase lo que afirmaban los escolásticos: "Cuando un burro tiene muchos dueños, los lobos se lo comen sin que a nadie le interese protegerlo".

Fue así que la familia de Zamora, desde principios del siglo pasado, abrazó las ideas de la moralidad de mercados libres, libertad económica, creación de riqueza, abandonando las viejas ideas de que la riqueza era estática y si alguien la adquiría, era solamente porque alguien más la perdía. Entendimos que la riqueza no solo se podría adquirir arrebatándola, invadiendo, abusando, o haciendo la guerra. Entendimos que la riqueza se puede crear y, más importante, se podría adquirir sin sentir la gran culpa que tanto hubiere promovido la iglesia católica. Y desde que los de Zamora llegamos a este nuevo mundo, es lo que hemos tratado de hacer. Yo, igual que tu, devoré todos los escritos de los frailes de la escuela de Salamanca y después continué con Locke, Adam Smith etc.   

Vallian impresionado le dice. Pues que clase de economía e historia me acaba de obsequiar don Julián. El hacendado responde, sí, pero ya es tarde y debemos de madrugar, así es que buenas noches mata sietes. Buenas noches don Julián, responde Vallian y se dirige a su mochila de dormir.



REFLEXIONES LIBERTARIAS

El vaquero libertario y poeta IX

Ricardo Valenzuela



Vallian se tira sobre sus colchas y mirando las estrellas piensa. Que hombre tan admirable y fuera de serie. Repasando la plática con don Julián, finalmente se queda dormido. Amanece y Vallian se deshace de un paño grande con el que cubriera su cabeza haciéndole frente al frio. Era el alba y se distinguía el contorno de la sierra. Enfrente y sobre la nieve de su flanco, la raya negra de un barranco, preciso como la talla de una piedra grabada. La luz aumenta y se extiende desde las cimas hasta los fondos de los valles, al principio toca la escarcha y luego, los contrafuertes de la sierra, algunos picos aislados y las hondonadas en dirección de las rocallosas; después se estira sobre las llanuras, a veces blancas, pero luego secas, doradas—una inmensa extensión de pasto maduro.



El desayuno está listo, anuncia el cocinero negro en inglés. La colcha que cubría a Vallian está tiesa y cubierta de finas espinas blancas. Los pinos también están blancos. Es el anuncio del invierno que viene en camino. Vallian se levanta y se dirige al riachuelo que los arrulló anoche con su canto claro. Para poder lavarse la cara, tiene que romper una capa de hielo. Uno de los vaqueros que había ido en busca de las bestias, regresa y proceden a amarrar los caballos para sentarse a desayunar. Después hay que enrollar las cobijas, ayudar a cargar las mulas y ensillar los caballos. Se lavan los trastes. El cocinero se sube a la mula que lleva cascabeles. El campamento ha sido levantado.



Hace frio a la salida pero, después de un par de horas cabalgando, tiene que enrollar el poncho  y amarrarlo en las enancas, pues el sol empieza a calentar. El paisaje es indescriptiblemente hermoso, una sucesión infinita de valles y cerros. Caminan sin ruido bajo las ramas, sobre un grueso tapete de agujas de pino. Unas plantas finas como el musgo, cubren las rocas húmedas cerca del agua. En los cañones, los álamos tocados por las heladas nocturnas, semejan masas de cobre rojo, golpean sus hojas al menor soplo de aire, con un musical ruido metálico. Los pastizales de grama madura, con reflejos de oro viejo, ondean en los valles, ricos y lustrados como los brocados renacentistas de los conventos mexicanos.  



Después de cabalgar toda la mañana, era la hora del almuerzo. El menú de nuevo ofrecía asado de guajolote, pero además, asado de conejo recién cazado, frijoles, tortillas de harina, y de postre piloncillo. Sin el clásico descanso después del almuerzo, continuaba la cabalgata hasta bajar por un cañón al anochecer, y se detienen cuando encuentran los tres elementos para un buen campamento: agua, leña seca y la hierba para las bestias. Se amontonan las ramas secas para la noche. Tenían tiempo todavía de pescar algunas truchas en las cañadas usando como carnada chapulines. Con suerte pueden pescar también algunos bagres. Don Julián, el más experto en esas campeadas, comentaba del menú, que tal vez en los siguientes días se pudiera cazar un borrego para tener pierna rostizada. Sin embargo, opina que la mejor presa se encuentra en los chaparrales de Sonora, el jabalí plateado.



Habiendo dispuesto de la cena, don Julián y Vallian se sentaban con sus sendos cafés con piquete, para iniciar una nueva conversación. Vallian, habiendo comprobado la profundidad de los conocimientos de don Julián, crecía la gran admiración que ya le tenía y, casi como alumno, quería seguir sacudiendo ese gran árbol de sabiduría. De inmediato lo fusila. Mire jefe—era el nuevo sobrenombre que cariñosamente le dedicaba—Yo toda la vida he pensado que, con la belleza de la libertad, no debería de haber oposición a ello. Y con rabia me doy cuenta que no solo existe, sino que cada día gana más terreno y los avances logrados se están perdiendo ¿Por qué jefe? No entiendo los novillos caminando alegremente al matadero. ¿Por qué don Julián?



Responde don Julián. Es importante explorar un poco de historia del cómo y por qué, este fenómeno se está desarrollando. En cierto sentido, a lo largo de la historia no han existido más que dos filosofías políticas: la libertad y el poder. En la primera se debería disponer de libertad total para vivir la vida como se desee, siempre y cuando se respeten los mismos derechos de los otros miembros de la sociedad. En la segunda, se debería otorgar a ciertos miembros de la sociedad la facultad de utilizar la fuerza, y obligar a otros para actuar de una forma distinta a la que erigirían si tuvieran esa libertad, la libertad de elegir.



No es de extrañar que la filosofía del poder haya seducido siempre mucho más, a quienes lo ejercen. Esa filosofía ha sido denominada de muchas formas: cesarismo, despotismo oriental, teocracia, socialismo, fascismo, comunismo, monarquismo, estado de bienestar etc. y las diferencias entre las bases de cada uno de esos sistemas, no han hecho sino sepultar sus principales similitudes. La filosofía de la libertad también ha sido denominada de varias formas, pero sus defensores siempre han coincidido en el respeto por el individuo. La confianza en la capacidad del hombre común para tomar decisiones acertadas sobre su vida, y la hostilidad hacia quienes recurren a la violencia para lograr sus objetivos. Y la mejor definición es la de Jefferson en los documentos de independencia.
Las dos vertientes principales del pensamiento occidental (griega y judeocristiana) contribuyeron a desarrollar el concepto de libertad. Y en las sagradas escrituras tenemos mensajes muy poderosos. Según el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel vivía sin rey ni autoridad coercitiva alguna, y se gobernaba en virtud de su acuerdo mutuo con Dios, sin recurrir a ningún tipo de fuerza. El libro primero de Samuel nos dice, los judíos fueron a ver a Samuel y le dijeron: “Danos un rey que nos juzgue y nos proteja como hacen las demás naciones”. Pero cuando Samuel transmitió a Dios la petición del pueblo judío, Dios respondió:
“Así será, y el rey que reinará sobre ustedes, se llevará a vuestros hijos a sus ejércitos para enviarlos a la guerra. Se llevará a vuestras hijas como sirvientas a su cocina. Les arrebatará sus campos y vuestras plantaciones de olivos, sus casas, para entregarlos a sus amigos y sus sirvientes. Y se llevará también el diezmo de vuestra semilla, vuestros viñedos y vuestras ovejas. Y vosotros seréis sus sirvientes sin derecho a protestar. Y ese día os lamentaréis de vuestro rey que vosotros mismos habréis escogido, y el Señor no escuchará vuestros lamentos ese día”.
Ese mensaje mata sietes, es una poderosa advertencia de lo que le esperaba a la humanidad si entregábamos nuestras vidas al poder. Y desgraciadamente es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos 3,000 años.
A pesar de que el pueblo de Israel ignoró esta horrible advertencia e instauró la monarquía, el pasaje citado nos recuerda constantemente que los orígenes del Estado no se encuentran, bajo ningún concepto, en la inspiración divina. El impacto de la advertencia de Dios no sólo resonó en el antiguo Israel, sino que también ha llegado hasta los tiempos modernos. Thomas Paine (1737-1809) lo menciona en su ensayo Sentido común, para recordar a los americanos que, en los 3.000 años transcurridos desde los tiempos de Samuel, “los pocos reyes buenos” que le sucedieron, no pudieron borrar el pecado original de la monarquía. El gran historiador de la libertad, lord Acton (1835-1869), tras haber supuesto que todos los lectores británicos de este siglo XIX, estarían familiarizados con esta cita bíblica, se refirió por casualidad a la “trascendental protesta” de Samuel.
Si bien los judíos instauraron la monarquía, es probable que fueran los primeros en desarrollar la idea del sometimiento del rey a una ley superior. En otras civilizaciones, el rey era la ley, en muchos casos porque era considerado un ser divino. Por el contrario, los judíos declararon ante el faraón de Egipto y ante sus propios reyes que un rey sigue siendo un hombre, y que todos los hombres deben someterse a la ley de Dios.
Y llegamos a nuestros días mata sietes. Hace menos de 100 años los colonos americanos se rebelaron contra el poder. Querían formar una república comercial, sin monarquía, sin aristocracia, sin iglesias poderosas, sin ejércitos mercenarios. Una república en libertad, donde todos sus ciudadanos fueran iguales, pero iguales ante la ley. Todo ello bajo el manto de un gobierno pequeño que se dedicara solamente a proteger vida, libertad, propiedad, y garantizara el cumplimiento de los contratos. 




REFLEXIONES LIBERTARIAS

El vaquero libertario y poeta X

Ricardo Valenzuela



Después de cabalgar tres días por la hermosa sierra del Socorro, iniciaban el descenso y aparecía ante ellos un enorme valle cuyos linderos eran la sierra que en estos momentos escalaban, al norte una caprichosa formación de las rocallosas—que son una extensión de la sierra madre que divide Sonora y Chihuahua—al oeste las mismas formaciones de las rocallosas, y al sur un ancho rio custodiado por una larga cordillera parte de las sierras Sangre de Cristo, que era bien conocido por ser uno de los escondites preferidos de los apaches.



Dos vaqueros que hicieran una avanzada reconociendo el terreno para asegurar no había apaches en la cercanía, regresaban para reportar haber encontrando huellas, pero eran rastros con varios días de antigüedad, por lo que concluían no había peligro anormal para seguir avanzando. Reportaban haber identificado huellas de por lo menos 10 a 15 guerreros, y las orillas del rio habían carneado un novillo gordo, y de seguro no cabalgaban hambrientos.



Terminando el descenso y al pie de la sierra, ante los ojos de Vallian aparece un enorme valle cubierto de grandes pastizales verdes, a pesar que era el mes de Octubre, muy pasada la temporada de lluvias de verano. El clásico lomerío de esa región que los viejos vaqueros afirmaban se extendía hasta el norte de Sonora cubriendo Cananea. El enorme valle también se adornaba con frondosos encinos, grandes árboles de uvalamas, y a las orillas del rio sauces, álamos, cedros y palo

 blanco. Si Vallian había pensado ya atestiguara toda la belleza de Los Sicomoros, ahora se daba cuenta de lo que equivocado que estaba. El vaquero ahora pensaba; este debe ser el bíblico lugar que dios construyera para Adán y Eva.   



Habían ya alcanzado la interminable planicie, y caminaban sobre un pasto verde semejando una alfombra. A medida que avanzaban se revelaban ante ellos infinidad de ojos de agua, que a su alrededor saciaban la sed de pequeños oasis formados por verdes arboledas, en donde el ganado, luego de beber agua, se echaban bajo los árboles para rumiar sus pasturas, para después consumir alimento balanceado ofrecidos en largas canoas de madera, y en otras un buen complemento de sal. Las montañas cercando el valle, mostraban ya algunas manchas de nieve presagiando el ya próximo invierno. Vallian sin poder controlar sus emociones, empareja su caballo al de Don Julián y emocionado le dice; Jefe, esto es el verdadero paraíso terrenal.



Don Julián sonríe y le dice; espérate mata sietes, no has visto nada. En esos momentos en el horizonte se empieza a dibujar lo que a Vallian le pareció un bosque en medio de esa gran planicie de verdes pastizales. Luego de cabalgar durante una hora, llegaban a ese paradisiaco lugar conocido como. El Paredón Bayo, uno de los ranchos que formaban el gran conjunto de Los Sicomoros. En realidad era un gran bosque que muchos años atrás, el abuelo de don Julián lo iniciara como una pequeña huerta. Alrededor de una gran casona estilo colonial mexicano, como abrazándola se erguían todo tipo de árboles frutales como; naranjos, limones, manzanos, chapotes, higueras, uvalamas y hasta un viñedo que ocupara más de 10 hectáreas.



En un pequeño llano a espaldas de la casona, se observaban las clásicas instalaciones de un rancho ganadero; corrales, almacenes, caballerizas, galeras y una bella iglesia. Al lado de esas instalaciones, Vallian identifica una enorme construcción de gruesos adobes, bellamente acabada y muy bien mantenida. Luego, por lo menos 20 cabañas en muy buen estado, igualmente construidas con gruesos adobes y techos de maderas finas, y finalmente lo que claramente se ve, eran las viviendas para los vaqueros y sus familias. Vallian entre confundido, sorprendido y ausente, pregunta ¿Qué es esto jefe? En esos momentos suena una campana y una cantidad de niños empiezan a emerger corriendo de la construcción más grande. Es cuando Vallian se da cuenta se trataba de una escuela.



En esos momentos casi sin poder articular sus palabras explota. Jefe ¿Es esto lo que estoy pensando? Don Julián esbozando una gran sonrisa le responde. Pues no sé qué es lo que estás pensando, pero esto es una escuela operando. El rudo vaquero con los ojos llorosos le revira. No lo puedo creer jefe, y que dios lo cubra de bendiciones. Por favor cuénteme esta increíble historia. Don Julián inicia. Desde la época de mi bisabuelo, después que, por decreto real se nos daba la propiedad de estas tierras, el ya había identificado este lugar como un verdadero paraíso. Aun cuando se decidió que el comando de este proyecto se estableciera en Los Sicomoros, el se había enamorado de este lugar, y decidió edificar un segundo comando en El Paredón Bayo, a pesar de la lejanía. Esta parte de Los Sicomoros, corre hasta la esquinita en donde ahora se tocan Nuevo Mexico y Sonora. Todo ese amor y entusiasmo fue transmitido a mi abuelo y a mi padre. Tanto que mi padre inició incursiones a pueblos de Sonora como Bavispe, Fronteras, Arizpe.



Mi abuelo además era apasionado de la horticultura, y lo que se inició como una pequeña huerta, la convirtió en un gran experimento q, a base de su terquedad, pudo producir todo tipo de todo tipo de frutales. El afirmaba que el lugar estaba bendito y por eso le daba higos, uvas y manzanas en la misma estación. La casa se construyó en dos generaciones, mi bisabuelo y mi abuelo. Cuando mi padre falleció, yo decidí aportar a este gran sueño construyendo esta escuela. Tenemos cinco maestras y abarcamos los primeros seis años con programas muy distintos a los que tu, de forma atinada afirmas, el gobierno pretende formar borregos. Los niños son hijos de los más de cien vaqueros que tenemos en los 30 ranchos que conforman la operación de Los Sicomoros.



Al inicio del año escolar los padres interesados en la educación de sus hijos, los traen y nos los entregan. Separamos niños y niñas, y las cinco maestras los supervisan en la escuela y en las cabañas donde viven. Además de la educación les proporcionamos alimentos, ropa y cuidados de salud. Si alguno de ellos quiere continuar su educación, lo becamos para que escoja, a nuestra satisfacción, a donde quiera asistir.



Pero ya mata sietes, vamos a la casa para acomodarnos y conozcas a alguien. Caminaron atravesando la huerta hasta llegar a la casa que deja a Vallian sin aliento. Era aun mas grande y lujosa que la de Los Sicomoros pues su belleza y elegancia era tal, que pareciera se hubiera trasplantado un castillo español de la era medieval. De repente don Julián le dice, te voy a presentar al responsable de esta operación. A las puertas de la casa los recibe un hombre maduro con un gran parecido a alguien que no podía ubicar. Don Julián le dice; mata sietes, te presento a mi primo Rodrigo de Zamora. Al ver la cara de sorpresa de Vallian, continúa. Rodrigo es hijo de un hermano de mi padre que hace muchos años se regresara a España. Para liquidar su participación en Los Sicomoros, se le dio un paquete de inversiones que la familia, a través de los años, había establecido en España. Pero por designios de la vida, Rodrigo está de vuelta.



Mucho gusto Sr Vallian, le dice Rodrigo con su acento español tendiendo la mano. El gusto es mío, responde el vaquero en perfecto español. Continúa Rodrigo, pasen por favor pues la cena está lista. Invaden la casa que pareciera un museo, para entrar a una amplia sala en donde esperaban dos guapas mujeres. Don Julián con sorpresa afirma, no estaba enterado de la visita de tu familia Rodrigo, cuando acude a saludarlas de beso. Voltea buscando a Vallian y le dice, mata sietes te presento a la esposa y la hija de mi primo Rodrigo. Las mujeres por más que tratan no pueden ocultar su asombro al ver a ese vaquero de 1.93 Mts de estatura, cuerpo atlético, cabello negro y ojos azules. Vallian sin duda era un hombre muy bien parecido



Vallian exhibiendo modales de Lord Inglés, se acerca para besarles las manos y exclamar en un perfecto español. Encantado de conocerlas, a lo que las mujeres sin esconder su nerviosismo, casi balbuceando responden, igualmente. No podían creer encontrarse en esa región salvaje ante la presencia del hombre mas guapo y encantador que jamas hubieran conocido.  






REFLEXIONES LIBERTARIAS

El vaquero libertario y poeta XI

Ricardo Valenzuela



Después de la cena y ya en la sobremesa, Vallian se entera Rogelio de Zamora había nacido en España y allá se había educado. En segundas nupcias había casado con Pilar, una mujer bastante más joven que él, miembro de una de las familias de la realeza española, pero que financieramente habían venido a menos. Por su parte, Rogelio y sus hermanos no fueron capaces de manejar las excelentes inversiones que le entregaran a su padre, y también bajaban en la escala social. A pesar de tener una hija tan joven como Soledad, se habían divorciado y, ante esa crítica situación, don Rogelio acudiera a su primo en busca de ayuda. Ese era el motivo que ahora se encontraba en El Paredón Bayo, contratado por su primo como empleado. Su hermosa hija respondía al nombre de Soledad y, así como Vallian se impactaba con la belleza de la joven, le daba la impresión de ser una muchacha superficial y caprichosa.



Don Julián se dirige a Pilar para decirle; no puedo creer que andes por aquí Pilar, puesto que la única vez que nos visitaste hace 20 años, de inmediato nos calificaste de salvajes y a esta región, tierra de indios y barbajanes. La mujer algo incomoda sonríe y revira. Así es la vida mi querido Julián, tal vez ahora ande en busca de emociones fuertes. Pues has venido al lugar ideal mi querida Pilar, y te aseguro que si este es el caso, aquí encontraras emociones verdaderamente poderosas. Es cuando Soledad se suma a la conversación y pregunta. Tío ¿Por qué no nos dices quien es el Sr. Vallian? Don Julián se dirige al vaquero y le dice; A ver mata sietes, platícale a esta niña quien eres. Sin esperar respuesta, Soledad ahora pregunta ¿Por qué le dices mata sietes?



Don Julián procede a platicar la historia de los siete apaches muertos por Vallian. Al finalizar la historia, las dos mujeres quedan petrificadas, y Soledad ahora se dirige a Vallian para decirle. Sr. Vallian, imagino que esta historia es solamente producto de su imaginación ¿No es así? El vaquero le da un largo trago al brandy que le habían servido y responde. Pues mire Señorita, no, no es ficción emanada de mi creativa imaginación. Es una realidad clara y documentada que describe como esos bandoleros fueron cayendo como pajaritos. Imagínese, el último que quedaba vivo, salió huyendo a galope en su caballo. Esperé que se alejara unas 1,000 yardas, cuidadosamente lo puse en la mira de mi rifle 30-30, y con suavidad jalé el gatillo, y fue cuando lo vi caer más feo que un yaqui embacanerado. Vallian voltea para ver a don Julián y le cierra un ojo, es cuando el hacendado tiene que salir un rato para no soltar la carcajada. Aun cuando la historia era cierta, Vallian la narraba con dedicatoria para la bella Soledad. Quería asustarla.



Bien dice don Julián, es tarde y mañana tenemos que madrugar. Vallian llega a su habitación y al verla, siente estar en el mejor hotel de Londres o Paris. Se recuesta en su cama y empieza a repasar todo lo sucedido ese día. De repente lo invade un extraño estado, que le provoca cuestionar si todo lo que le estaba sucediendo era un sueño. Un sueño como los que provocaba el opio que en alguna ocasión había probado en una de las madrigueras de los chinos en Dodge City, en donde entró a un estado de semiinconsciencia. El paisaje, la escuela, el hermoso castillo y, sobre todo, la bella Soledad. Luego el mismo se aconsejaba, olvídate de ella, es la clásica chiquilla consentida y superficial.   



Al día siguiente Vallian ingería su primer café en la enorme cocina de la casona, en compañía de varios vaqueros que, siendo solteros, se les proporcionaba la comida en la hacienda. Conversaba con ellos de ganado y de caballos, cuando aparece don Julián, y luego de saludar, buenos días muchachos, se dirige a Vallian, te estamos esperando en el comedor mata sietes. Se despide de los vaqueros, da las gracias al personal de la cocina y se orienta hacia el comedor. De inmediato se da cuenta de cómo se le ilumina el rostro a Soledad. Da los buenos días y se sienta para gozar de un desayuno muy mexicano. Ya para finalizar el desayuno, Soledad pregunta a don Julián, tío ¿Sería posible que el mata sietes me lleve a cabalgar por estos hermosos alrededores? Don Julián esbozando una sonrisa llena de picardía responde. Por supuesto mijita, pero tendrá que ser en la tarde, puesto que el mata sietes y yo tendremos largas conversaciones durante toda la mañana. Así en la tarde lo agarras cansado para lo que quieras, cierra sonriendo.



Don Julián y Vallian abandonan la casona y al final del camino adorando con tantos arboles, uno de los caballerangos los esperaba con caballos descansados y frescos. Montan y se alejan apuntando hacia el norte. De inmediato y sin rodeos don Julián pregunta ¿Qué impresión te ha causado lo que hasta ahora has visto? El vaquero responde. No sé por qué jefe, pero tengo la impresión que su visión es mucho más amplia de lo que hemos platicado. Por qué no me dice claramente de que estamos hablando. Bien, muy bien mata sietes, responde el hacendado. Veo que además de todas las cualidades que claramente exhibes, tienes una gran intuición. Mira, yo soy ya un hombre que ha acumulado muchos años, y siento no me queda mucho tiempo para actuar. Estoy sumamente preocupado por la forma en que se está destruyendo la libertad, y como crece echando tentáculos, la fuerza del estado, y cada mañana al despertar, me viene a la mente las palabras de Thomas Jefferson: “El curso natural de la historia siempre ha sido, que al ritmo que los gobiernos crecen, las libertades desaparecen”.



Lo que quiero, es entregar el resto de mi vida, parte de mi fortuna que es considerable, para luchar contra esa tendencia y quiero que tú me ayudes. Estoy consciente de que tú eres un hombre joven y te pido un sacrificio como el mío. Yo quisiera que participaras conmigo al mismo tiempo que vayas logrando hacer realidad tus otros sueños. Es decir, que desarrollando un proyecto de un gran ideal y consecuencias, te lleve a conciliarlo con los objetivos personales en tu vida. Tu rancho, el conocer la mujer ideal, formar una familia, tener hijos. Ahora, si tú tienes otras inquietudes de negocios, ya te dije soy prácticamente propietario de un banco. Yo pongo a tu disposición las herramientas, y las puedes usar para lograr lo que te propones. Vallian confundido le pregunta ¿Por qué yo, don Julián? El hacendado le responde, en su momento lo sabrás y no te (destruyas) con esa pregunta. Solo te pido que confíes en mí. ¿Puedes? Seguro Jefe responde Vallian.



Continua don Julián, mira mata sietes, la escuela que viste en acción ayer, es un primer paso, modesto pero lleno de pasión y compromiso. Ahí además de los temas normales que se usan para enseñar a los niños lo elemental, quisiera sembrar en sus corazones el amor por la libertad y una rebeldía saludable contra los actos de los gobiernos en contra de esa libertad. Quisiera que cuando regresen a sus familias tengan claro por ejemplo, cómo la libertad económica es el mejor sistema, y por lo mismo el menos imperfecto de todos los en boga. Que la cooperación para lograr el bien común se debe producir de forma espontanea, no cuando esa cooperación se pretende logar de forma coactiva. Un sistema basado en la propiedad privada, incluyendo todos los bienes de producción, y utilizando el mecanismo de los precios como el instrumento optimo para una eficiente asignación de recursos. Un sistema en el cual todas las personas responsables, puedan decidir las actividades que desean emprender, asumiendo el riesgo del fracaso a cambio de la esperanza de un beneficio   



REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario y poeta VIII
Ricardo Valenzuela

Después de que les sirvieran el segundo café, don Julián le pregunta ¿Qué has pensado mata sietes? El vaquero sonriendo le dice, usted es un gran seductor don Julián, y en estos momentos ya me siento atrapado en su red de la cual, pienso que quien caiga en ella, como los coyotes entrampados, ya no se pueden escapar. Bueno, responde el hacendado, sin considerar que tu respuesta en un sí definitivo, si veo que ya agarramos el camino real y, entonces, hay que empezar a galopar. Te propongo lo siguiente Con, era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Me gustaría que conocieras todos mis ranchos pero esa va a tomar tiempo, pero si te quiero enseñar una zona que para mí es especial.

Continúa don Julián. También te quiero platicar un poco más de otros negocios en los cuales participo. Me parece bien, responde Vallian, pues se que usted no solo es ganadero, sino que ha invertido en infinidad de negocios. Así es mata sietes, y esas inversiones vienen desde la época de mi bisabuelo. Soy accionista importante y mayoritario del Cattlemen’s Bank of New Mexico, que fue fundado por mi padre, y yo soy Presidente de su junta directiva. El banco tiene oficinas en Socorro, Albuquerque, El Paso, Las Cruces, Santa Fe y una oficina representativa en Nueva York, que la maneja mi nieto y quien espero algún día tome totalmente las riendas. Tengo algunos intereses mineros aquí en Nuevo Mexico y en Colorado. Y tengo una inversión algo desatendida en una rica mina, en un pueblo de Sonora llamado La Colorada.

Tengo buenas relaciones en Chihuahua y Sonora, porque desde la época de mi abuelo hemos comprado ganado para luego traerlo, darle una llenadita en los pastizales de Los Sicomoros, y mandarlo a los mercados del este. Soy buen amigo del Gral. Luis Terrazas de Chihuahua quien, estoy seguro, es el ganadero más grande de Mexico. Es más, cuando Nuevo Mexico pasó a ser parte de EU, algunos de mis parientes emigraron a Chihuahua después de vender sus propiedades, pues tuvieron algunos problemas con los inmigrantes gringos. Bueno, me desvié de lo que te propuse. Quiero que conozcas esta parte de Los Sicomoros porque sé que te va a gustar. Es una jornada de varios días cruzando las sierras al oeste, y tengo que prevenirte, por ahí todavía rondan los apaches. Ah pues va a estar divertida esta jornada don Julián, responde el vaquero.

Un par de horas después, don Julián y Vallian encabezando una caravana de varios vaqueros bien armados, mulas cargando las provisiones y artefactos de cocina, un cocinero negro cabalgando también una mula, y un ayudante del cocinero. Cabalgarían durante varias horas hacia el oeste y al filo del medio día, una “parada” para almorzar y descansar un rato. Reanudan su marcha y ya casi para ocultarse el sol, la caravana había ya iniciado la subida de la sierra, y Vallian se quedaba azorado con la belleza de los bosques de pinos, las cañadas corriendo, pastizales verdes y conformaciones rocosas que parecieran ser obra de un gran  escultor. Al llegar a un lugar cerca de un arroyo y no de tan espeso bosque, don Julián dice, este es un buen sitio para acampar.

Empiezan a desensillar los caballos, el cocinero prepara sus utensilios incluyendo una parilla para asar tres guajolotes que habían cazado. Una media hora después, todos los miembros de la caravana se sientan alrededor de una gran fogata, y empiezan a devorar el asado de guajolote (coconito) acompañado con frijoles, tortillas de harina, y algunos pedazos de queso. De los cinco vaqueros que los acompañaban, cuatro eran mexicanos, descendientes de españoles, y uno era un buen vaquero llamado Ventura Platt, originario de Wyoming y de madre mexicana. Al terminar la cena, los vaqueros respetuosamente se retiran para dejar solos a don Julián y Vallian quienes, sentados en par de piedras de tamaño ideal que, con el conjunto completo de formación rocosa, podría similar una mesa de juntas, inician su plática. ¿Qué piensas de este primer día de la jornada mata sietes? Lo mismo don Julián, responde el vaquero, este rancho suyo es un paraíso en la tierra. Pero yo quisiera platicar de otra cosa con usted. Revira el hacendado, adelante, lo que quieras.

Vallian le da un largo trago a su café ya mezclado con el excelente brandy español. Inicia con una pregunta. Yo ya le platiqué cómo es que yo me convertí a la religión de la libertad. Ahora yo le pregunto ¿Cómo es que usted se enamoró del concepto que lo hace expresar ese amor tan puro, idealista y potente por la libertad? Porque me parece increíble que un hombre con raíces en España y Mexico, que nunca se han distinguido precisamente por abrazarla, y más bien la han combatido a través de sus gobiernos autócratas en sociedad con la iglesia y sus militares, emerja como el más puro liberal. Es bien sabido que toda la América española sufre de la misma enfermedad, la autocracia, el mercantilismo, y el monopolio de la iglesia católica, enemiga de la libertad.   
Don Julián es quien ahora le da un largo trago a su café con brandy e inicia. Sí, es verdad que España tradicionalmente ha sido enemiga de la libertad. Pero muy poca gente sabe que la cuna más importante de la economía libre, es la escuela de Salamanca, en España. Desde el siglo XVI la escuela de Salamanca representada, aunque parezca increíble, por un grupo de sacerdotes católicos, iniciaba con Francisco de Vitoria (1483-1546) y alcanzaría su esplendor con Domingo de Soto (1494-1560). Una jornada que derivara en las primeras ideas liberales de forma bien organizada. Ellos fueron los primeros en tocar puntos tan delicados como, libertad de precios, propiedad privada, tipos de interés sobre el dinero, causas de la inflación, utilidades.
El mismo Bastiat estudió la doctrina escolástica en general y la española en particular, y elogiaba el alto nivel de la ciencia económica en la España del siglo XVI. Según él, esta escuela fue el grupo que justamente se merece el título de fundador de la ciencia económica. Desgraciadamente, no hubo continuación desde finales del siglo XVII, y muchas de sus aportaciones acabaron olvidadas. Pero no para mi bisabuelo, Sebastián de Zamora, quien se convirtió en un apóstol de la escuela de Salamanca y la libertad económica.
En 1517 el padre Francisco de Vitoria, fue consultado por comerciantes españoles afincados en Amberes, sobre la legitimidad moral de comerciar para incrementar su riqueza personal. Desde un punto de vista actual, se puede decir que era una consulta sobre la legalidad y moralidad del espíritu emprendedor y la creación de riqueza. Desde entonces, Francisco de Vitoria y otros teólogos prestaron atención a los asuntos económicos, y agresivamente se alejaron de posiciones ya obsoletas, e intentaron sustituirlas por nuevos principios extraídos de la ley natural.
Así fue que Vitoria y sus condiscípulos desarrollaron la doctrina de la ley natural en campos como la propiedad privada, las ganancias, los intereses, inflación, la masa monetaria, y los impuestos. Sus obras influyeron en Hugo Grocio, Samuel Pufendorf y, por medio de estos hombres, muchos intelectuales opinan, también sería una gran influencia en el pensamiento de Adam Smith y sus discípulos escoceses que tanto brillarían a partir del siglo 17.
La Escuela de Salamanca se destacó por su respaldo a la Propiedad privada, manejada en libertad sin la intromisión de los gobiernos. Estos escolásticos —haciendo suyo lo que había expresado Tomás de Aquino— consideraron que la propiedad privada y la libertad de mercados era algo legítimo y necesario para el desarrollo económico. Por su parte, Luis de Molina apoyó la defensa de la Propiedad privada afirmando que, si las tierras fueran comunales estarían mal administradas y, lo que es peor, sería fácil para los poderosos explotar a los más débiles. Juan de Mariana resumió genialmente en una frase lo que afirmaban los escolásticos: "Cuando un burro tiene muchos dueños, los lobos se lo comen sin que a nadie le interese protegerlo".
Fue así que la familia de Zamora, desde principios del siglo pasado, abrazó las ideas de la moralidad de mercados libres, libertad económica, creación de riqueza, abandonando las viejas ideas de que la riqueza era estática y si alguien la adquiría, era solamente porque alguien más la perdía. Entendimos que la riqueza no solo se podría adquirir arrebatándola, invadiendo, abusando, o haciendo la guerra. Entendimos que la riqueza se puede crear y, más importante, se podría adquirir sin sentir la gran culpa que tanto hubiere promovido la iglesia católica. Y desde que los de Zamora llegamos a este nuevo mundo, es lo que hemos tratado de hacer. Yo, igual que tu, devoré todos los escritos de los frailes de la escuela de Salamanca y después continué con Locke, Adam Smith etc.   
Vallian impresionado le dice. Pues que clase de economía e historia me acaba de obsequiar don Julián. El hacendado responde, sí, pero ya es tarde y debemos de madrugar, así es que buenas noches mata sietes. Buenas noches don Julián, responde Vallian y se dirige a su mochila de dormir.

REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario y poeta IX
Ricardo Valenzuela

Vallian se tira sobre sus colchas y mirando las estrellas piensa. Que hombre tan admirable y fuera de serie. Repasando la plática con don Julián, finalmente se queda dormido. Amanece y Vallian se deshace de un paño grande con el que cubriera su cabeza haciéndole frente al frio. Era el alba y se distinguía el contorno de la sierra. Enfrente y sobre la nieve de su flanco, la raya negra de un barranco, preciso como la talla de una piedra grabada. La luz aumenta y se extiende desde las cimas hasta los fondos de los valles, al principio toca la escarcha y luego, los contrafuertes de la sierra, algunos picos aislados y las hondonadas en dirección de las rocallosas; después se estira sobre las llanuras, a veces blancas, pero luego secas, doradas—una inmensa extensión de pasto maduro.

El desayuno está listo, anuncia el cocinero negro en inglés. La colcha que cubría a Vallian está tiesa y cubierta de finas espinas blancas. Los pinos también están blancos. Es el anuncio del invierno que viene en camino. Vallian se levanta y se dirige al riachuelo que los arrulló anoche con su canto claro. Para poder lavarse la cara, tiene que romper una capa de hielo. Uno de los vaqueros que había ido en busca de las bestias, regresa y proceden a amarrar los caballos para sentarse a desayunar. Después hay que enrollar las cobijas, ayudar a cargar las mulas y ensillar los caballos. Se lavan los trastes. El cocinero se sube a la mula que lleva cascabeles. El campamento ha sido levantado.

Hace frio a la salida pero, después de un par de horas cabalgando, tiene que enrollar el poncho  y amarrarlo en las enancas, pues el sol empieza a calentar. El paisaje es indescriptiblemente hermoso, una sucesión infinita de valles y cerros. Caminan sin ruido bajo las ramas, sobre un grueso tapete de agujas de pino. Unas plantas finas como el musgo, cubren las rocas húmedas cerca del agua. En los cañones, los álamos tocados por las heladas nocturnas, semejan masas de cobre rojo, golpean sus hojas al menor soplo de aire, con un musical ruido metálico. Los pastizales de grama madura, con reflejos de oro viejo, ondean en los valles, ricos y lustrados como los brocados renacentistas de los conventos mexicanos.  

Después de cabalgar toda la mañana, era la hora del almuerzo. El menú de nuevo ofrecía asado de guajolote, pero además, asado de conejo recién cazado, frijoles, tortillas de harina, y de postre piloncillo. Sin el clásico descanso después del almuerzo, continuaba la cabalgata hasta bajar por un cañón al anochecer, y se detienen cuando encuentran los tres elementos para un buen campamento: agua, leña seca y la hierba para las bestias. Se amontonan las ramas secas para la noche. Tenían tiempo todavía de pescar algunas truchas en las cañadas usando como carnada chapulines. Con suerte pueden pescar también algunos bagres. Don Julián, el más experto en esas campeadas, comentaba del menú, que tal vez en los siguientes días se pudiera cazar un borrego para tener pierna rostizada. Sin embargo, opina que la mejor presa se encuentra en los chaparrales de Sonora, el jabalí plateado.

Habiendo dispuesto de la cena, don Julián y Vallian se sentaban con sus sendos cafés con piquete, para iniciar una nueva conversación. Vallian, habiendo comprobado la profundidad de los conocimientos de don Julián, crecía la gran admiración que ya le tenía y, casi como alumno, quería seguir sacudiendo ese gran árbol de sabiduría. De inmediato lo fusila. Mire jefe—era el nuevo sobrenombre que cariñosamente le dedicaba—Yo toda la vida he pensado que, con la belleza de la libertad, no debería de haber oposición a ello. Y con rabia me doy cuenta que no solo existe, sino que cada día gana más terreno y los avances logrados se están perdiendo ¿Por qué jefe? No entiendo los novillos caminando alegremente al matadero. ¿Por qué don Julián?

Responde don Julián. Es importante explorar un poco de historia del cómo y por qué, este fenómeno se está desarrollando. En cierto sentido, a lo largo de la historia no han existido más que dos filosofías políticas: la libertad y el poder. En la primera se debería disponer de libertad total para vivir la vida como se desee, siempre y cuando se respeten los mismos derechos de los otros miembros de la sociedad. En la segunda, se debería otorgar a ciertos miembros de la sociedad la facultad de utilizar la fuerza, y obligar a otros para actuar de una forma distinta a la que erigirían si tuvieran esa libertad, la libertad de elegir.

No es de extrañar que la filosofía del poder haya seducido siempre mucho más, a quienes lo ejercen. Esa filosofía ha sido denominada de muchas formas: cesarismo, despotismo oriental, teocracia, socialismo, fascismo, comunismo, monarquismo, estado de bienestar etc. y las diferencias entre las bases de cada uno de esos sistemas, no han hecho sino sepultar sus principales similitudes. La filosofía de la libertad también ha sido denominada de varias formas, pero sus defensores siempre han coincidido en el respeto por el individuo. La confianza en la capacidad del hombre común para tomar decisiones acertadas sobre su vida, y la hostilidad hacia quienes recurren a la violencia para lograr sus objetivos. Y la mejor definición es la de Jefferson en los documentos de independencia.

Las dos vertientes principales del pensamiento occidental (griega y judeocristiana) contribuyeron a desarrollar el concepto de libertad. Y en las sagradas escrituras tenemos mensajes muy poderosos. Según el Antiguo Testamento, el pueblo de Israel vivía sin rey ni autoridad coercitiva alguna, y se gobernaba en virtud de su acuerdo mutuo con Dios, sin recurrir a ningún tipo de fuerza. El libro primero de Samuel nos dice, los judíos fueron a ver a Samuel y le dijeron: “Danos un rey que nos juzgue y nos proteja como hacen las demás naciones”. Pero cuando Samuel transmitió a Dios la petición del pueblo judío, Dios respondió:
“Así será, y el rey que reinará sobre ustedes, se llevará a vuestros hijos a sus ejércitos para enviarlos a la guerra. Se llevará a vuestras hijas como sirvientas a su cocina. Les arrebatará sus campos y vuestras plantaciones de olivos, sus casas, para entregarlos a sus amigos y sus sirvientes. Y se llevará también el diezmo de vuestra semilla, vuestros viñedos y vuestras ovejas. Y vosotros seréis sus sirvientes sin derecho a protestar. Y ese día os lamentaréis de vuestro rey que vosotros mismos habréis escogido, y el Señor no escuchará vuestros lamentos ese día”.
Ese mensaje mata sietes, es una poderosa advertencia de lo que le esperaba a la humanidad si entregábamos nuestras vidas al poder. Y desgraciadamente es lo que ha venido ocurriendo durante los últimos 3,000 años.

A pesar de que el pueblo de Israel ignoró esta horrible advertencia e instauró la monarquía, el pasaje citado nos recuerda constantemente que los orígenes del Estado no se encuentran, bajo ningún concepto, en la inspiración divina. El impacto de la advertencia de Dios no sólo resonó en el antiguo Israel, sino que también ha llegado hasta los tiempos modernos. Thomas Paine (1737-1809) lo menciona en su ensayo Sentido común, para recordar a los americanos que, en los 3.000 años transcurridos desde los tiempos de Samuel, “los pocos reyes buenos” que le sucedieron, no pudieron borrar el pecado original de la monarquía. El gran historiador de la libertad, lord Acton (1835-1869), tras haber supuesto que todos los lectores británicos de este siglo XIX, estarían familiarizados con esta cita bíblica, se refirió por casualidad a la “trascendental protesta” de Samuel.
Si bien los judíos instauraron la monarquía, es probable que fueran los primeros en desarrollar la idea del sometimiento del rey a una ley superior. En otras civilizaciones, el rey era la ley, en muchos casos porque era considerado un ser divino. Por el contrario, los judíos declararon ante el faraón de Egipto y ante sus propios reyes que un rey sigue siendo un hombre, y que todos los hombres deben someterse a la ley de Dios.
Y llegamos a nuestros días mata sietes. Hace menos de 100 años los colonos americanos se rebelaron contra el poder. Querían formar una república comercial, sin monarquía, sin aristocracia, sin iglesias poderosas, sin ejércitos mercenarios. Una república en libertad, donde todos sus ciudadanos fueran iguales, pero iguales ante la ley. Todo ello bajo el manto de un gobierno pequeño que se dedicara solamente a proteger vida, libertad, propiedad, y garantizara el cumplimiento de los contratos.

REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario y poeta X
Ricardo Valenzuela

Después de cabalgar tres días por la hermosa sierra del Socorro, iniciaban el descenso y aparecía ante ellos un enorme valle cuyos linderos eran la sierra que en estos momentos escalaban, al norte una caprichosa formación de las rocallosas—que son una extensión de la sierra madre que divide Sonora y Chihuahua—al oeste las mismas formaciones de las rocallosas, y al sur un ancho rio custodiado por una larga cordillera parte de las sierras Sangre de Cristo, que era bien conocido por ser uno de los escondites preferidos de los apaches.

Dos vaqueros que hicieran una avanzada reconociendo el terreno para asegurar no había apaches en la cercanía, regresaban para reportar haber encontrando huellas, pero eran rastros con varios días de antigüedad, por lo que concluían no había peligro anormal para seguir avanzando. Reportaban haber identificado huellas de por lo menos 10 a 15 guerreros, y las orillas del rio habían carneado un novillo gordo, y de seguro no cabalgaban hambrientos.

Terminando el descenso y al pie de la sierra, ante los ojos de Vallian aparece un enorme valle cubierto de grandes pastizales verdes, a pesar que era el mes de Octubre, muy pasada la temporada de lluvias de verano. El clásico lomerío de esa región que los viejos vaqueros afirmaban se extendía hasta el norte de Sonora cubriendo Cananea. El enorme valle también se adornaba con frondosos encinos, grandes árboles de uvalamas, y a las orillas del rio sauces, álamos, cedros y palo
 blanco. Si Vallian había pensado ya atestiguara toda la belleza de Los Sicomoros, ahora se daba cuenta de lo que equivocado que estaba. El vaquero ahora pensaba; este debe ser el bíblico lugar que dios construyera para Adán y Eva.   

Habían ya alcanzado la interminable planicie, y caminaban sobre un pasto verde semejando una alfombra. A medida que avanzaban se revelaban ante ellos infinidad de ojos de agua, que a su alrededor saciaban la sed de pequeños oasis formados por verdes arboledas, en donde el ganado, luego de beber agua, se echaban bajo los árboles para rumiar sus pasturas, para después consumir alimento balanceado ofrecidos en largas canoas de madera, y en otras un buen complemento de sal. Las montañas cercando el valle, mostraban ya algunas manchas de nieve presagiando el ya próximo invierno. Vallian sin poder controlar sus emociones, empareja su caballo al de Don Julián y emocionado le dice; Jefe, esto es el verdadero paraíso terrenal.

Don Julián sonríe y le dice; espérate mata sietes, no has visto nada. En esos momentos en el horizonte se empieza a dibujar lo que a Vallian le pareció un bosque en medio de esa gran planicie de verdes pastizales. Luego de cabalgar durante una hora, llegaban a ese paradisiaco lugar conocido como. El Paredón Bayo, uno de los ranchos que formaban el gran conjunto de Los Sicomoros. En realidad era un gran bosque que muchos años atrás, el abuelo de don Julián lo iniciara como una pequeña huerta. Alrededor de una gran casona estilo colonial mexicano, como abrazándola se erguían todo tipo de árboles frutales como; naranjos, limones, manzanos, chapotes, higueras, uvalamas y hasta un viñedo que ocupara más de 10 hectáreas.

En un pequeño llano a espaldas de la casona, se observaban las clásicas instalaciones de un rancho ganadero; corrales, almacenes, caballerizas, galeras y una bella iglesia. Al lado de esas instalaciones, Vallian identifica una enorme construcción de gruesos adobes, bellamente acabada y muy bien mantenida. Luego, por lo menos 20 cabañas en muy buen estado, igualmente construidas con gruesos adobes y techos de maderas finas, y finalmente lo que claramente se ve, eran las viviendas para los vaqueros y sus familias. Vallian entre confundido, sorprendido y ausente, pregunta ¿Qué es esto jefe? En esos momentos suena una campana y una cantidad de niños empiezan a emerger corriendo de la construcción más grande. Es cuando Vallian se da cuenta se trataba de una escuela.

En esos momentos casi sin poder articular sus palabras explota. Jefe ¿Es esto lo que estoy pensando? Don Julián esbozando una gran sonrisa le responde. Pues no sé qué es lo que estás pensando, pero esto es una escuela operando. El rudo vaquero con los ojos llorosos le revira. No lo puedo creer jefe, y que dios lo cubra de bendiciones. Por favor cuénteme esta increíble historia. Don Julián inicia. Desde la época de mi bisabuelo, después que, por decreto real se nos daba la propiedad de estas tierras, el ya había identificado este lugar como un verdadero paraíso. Aun cuando se decidió que el comando de este proyecto se estableciera en Los Sicomoros, el se había enamorado de este lugar, y decidió edificar un segundo comando en El Paredón Bayo, a pesar de la lejanía. Esta parte de Los Sicomoros, corre hasta la esquinita en donde ahora se tocan Nuevo Mexico y Sonora. Todo ese amor y entusiasmo fue transmitido a mi abuelo y a mi padre. Tanto que mi padre inició incursiones a pueblos de Sonora como Bavispe, Fronteras, Arizpe.

Mi abuelo además era apasionado de la horticultura, y lo que se inició como una pequeña huerta, la convirtió en un gran experimento q, a base de su terquedad, pudo producir todo tipo de todo tipo de frutales. El afirmaba que el lugar estaba bendito y por eso le daba higos, uvas y manzanas en la misma estación. La casa se construyó en dos generaciones, mi bisabuelo y mi abuelo. Cuando mi padre falleció, yo decidí aportar a este gran sueño construyendo esta escuela. Tenemos cinco maestras y abarcamos los primeros seis años con programas muy distintos a los que tu, de forma atinada afirmas, el gobierno pretende formar borregos. Los niños son hijos de los más de cien vaqueros que tenemos en los 30 ranchos que conforman la operación de Los Sicomoros.

Al inicio del año escolar los padres interesados en la educación de sus hijos, los traen y nos los entregan. Separamos niños y niñas, y las cinco maestras los supervisan en la escuela y en las cabañas donde viven. Además de la educación les proporcionamos alimentos, ropa y cuidados de salud. Si alguno de ellos quiere continuar su educación, lo becamos para que escoja, a nuestra satisfacción, a donde quiera asistir.

Pero ya mata sietes, vamos a la casa para acomodarnos y conozcas a alguien. Caminaron atravesando la huerta hasta llegar a la casa que deja a Vallian sin aliento. Era aun mas grande y lujosa que la de Los Sicomoros pues su belleza y elegancia era tal, que pareciera se hubiera trasplantado un castillo español de la era medieval. De repente don Julián le dice, te voy a presentar al responsable de esta operación. A las puertas de la casa los recibe un hombre maduro con un gran parecido a alguien que no podía ubicar. Don Julián le dice; mata sietes, te presento a mi primo Rodrigo de Zamora. Al ver la cara de sorpresa de Vallian, continúa. Rodrigo es hijo de un hermano de mi padre que hace muchos años se regresara a España. Para liquidar su participación en Los Sicomoros, se le dio un paquete de inversiones que la familia, a través de los años, había establecido en España. Pero por designios de la vida, Rodrigo está de vuelta.

Mucho gusto Sr Vallian, le dice Rodrigo con su acento español tendiendo la mano. El gusto es mío, responde el vaquero en perfecto español. Continúa Rodrigo, pasen por favor pues la cena está lista. Invaden la casa que pareciera un museo, para entrar a una amplia sala en donde esperaban dos guapas mujeres. Don Julián con sorpresa afirma, no estaba enterado de la visita de tu familia Rodrigo, cuando acude a saludarlas de beso. Voltea buscando a Vallian y le dice, mata sietes te presento a la esposa y la hija de mi primo Rodrigo. Las mujeres por más que tratan no pueden ocultar su asombro al ver a ese vaquero de 1.93 Mts de estatura, cuerpo atlético, cabello negro y ojos azules. Vallian sin duda era un hombre muy bien parecido

Vallian exhibiendo modales de Lord Inglés, se acerca para besarles las manos y exclamar en un perfecto español. Encantado de conocerlas, a lo que las mujeres sin esconder su nerviosismo, casi balbuceando responden, igualmente. No podían creer encontrarse en esa región salvaje ante la presencia del hombre mas guapo y encantador que jamas hubieran conocido.  




REFLEXIONES LIBERTARIAS
El vaquero libertario y poeta XI
Ricardo Valenzuela

Después de la cena y ya en la sobremesa, Vallian se entera Rogelio de Zamora había nacido en España y allá se había educado. En segundas nupcias había casado con Pilar, una mujer bastante más joven que él, miembro de una de las familias de la realeza española, pero que financieramente habían venido a menos. Por su parte, Rogelio y sus hermanos no fueron capaces de manejar las excelentes inversiones que le entregaran a su padre, y también bajaban en la escala social. A pesar de tener una hija tan joven como Soledad, se habían divorciado y, ante esa crítica situación, don Rogelio acudiera a su primo en busca de ayuda. Ese era el motivo que ahora se encontraba en El Paredón Bayo, contratado por su primo como empleado. Su hermosa hija respondía al nombre de Soledad y, así como Vallian se impactaba con la belleza de la joven, le daba la impresión de ser una muchacha superficial y caprichosa.

Don Julián se dirige a Pilar para decirle; no puedo creer que andes por aquí Pilar, puesto que la única vez que nos visitaste hace 20 años, de inmediato nos calificaste de salvajes y a esta región, tierra de indios y barbajanes. La mujer algo incomoda sonríe y revira. Así es la vida mi querido Julián, tal vez ahora ande en busca de emociones fuertes. Pues has venido al lugar ideal mi querida Pilar, y te aseguro que si este es el caso, aquí encontraras emociones verdaderamente poderosas. Es cuando Soledad se suma a la conversación y pregunta. Tío ¿Por qué no nos dices quien es el Sr. Vallian? Don Julián se dirige al vaquero y le dice; A ver mata sietes, platícale a esta niña quien eres. Sin esperar respuesta, Soledad ahora pregunta ¿Por qué le dices mata sietes?

Don Julián procede a platicar la historia de los siete apaches muertos por Vallian. Al finalizar la historia, las dos mujeres quedan petrificadas, y Soledad ahora se dirige a Vallian para decirle. Sr. Vallian, imagino que esta historia es solamente producto de su imaginación ¿No es así? El vaquero le da un largo trago al brandy que le habían servido y responde. Pues mire Señorita, no, no es ficción emanada de mi creativa imaginación. Es una realidad clara y documentada que describe como esos bandoleros fueron cayendo como pajaritos. Imagínese, el último que quedaba vivo, salió huyendo a galope en su caballo. Esperé que se alejara unas 1,000 yardas, cuidadosamente lo puse en la mira de mi rifle 30-30, y con suavidad jalé el gatillo, y fue cuando lo vi caer más feo que un yaqui embacanerado. Vallian voltea para ver a don Julián y le cierra un ojo, es cuando el hacendado tiene que salir un rato para no soltar la carcajada. Aun cuando la historia era cierta, Vallian la narraba con dedicatoria para la bella Soledad. Quería asustarla.

Bien dice don Julián, es tarde y mañana tenemos que madrugar. Vallian llega a su habitación y al verla, siente estar en el mejor hotel de Londres o Paris. Se recuesta en su cama y empieza a repasar todo lo sucedido ese día. De repente lo invade un extraño estado, que le provoca cuestionar si todo lo que le estaba sucediendo era un sueño. Un sueño como los que provocaba el opio que en alguna ocasión había probado en una de las madrigueras de los chinos en Dodge City, en donde entró a un estado de semiinconsciencia. El paisaje, la escuela, el hermoso castillo y, sobre todo, la bella Soledad. Luego el mismo se aconsejaba, olvídate de ella, es la clásica chiquilla consentida y superficial.   

Al día siguiente Vallian ingería su primer café en la enorme cocina de la casona, en compañía de varios vaqueros que, siendo solteros, se les proporcionaba la comida en la hacienda. Conversaba con ellos de ganado y de caballos, cuando aparece don Julián, y luego de saludar, buenos días muchachos, se dirige a Vallian, te estamos esperando en el comedor mata sietes. Se despide de los vaqueros, da las gracias al personal de la cocina y se orienta hacia el comedor. De inmediato se da cuenta de cómo se le ilumina el rostro a Soledad. Da los buenos días y se sienta para gozar de un desayuno muy mexicano. Ya para finalizar el desayuno, Soledad pregunta a don Julián, tío ¿Sería posible que el mata sietes me lleve a cabalgar por estos hermosos alrededores? Don Julián esbozando una sonrisa llena de picardía responde. Por supuesto mijita, pero tendrá que ser en la tarde, puesto que el mata sietes y yo tendremos largas conversaciones durante toda la mañana. Así en la tarde lo agarras cansado para lo que quieras, cierra sonriendo.

Don Julián y Vallian abandonan la casona y al final del camino adorando con tantos arboles, uno de los caballerangos los esperaba con caballos descansados y frescos. Montan y se alejan apuntando hacia el norte. De inmediato y sin rodeos don Julián pregunta ¿Qué impresión te ha causado lo que hasta ahora has visto? El vaquero responde. No sé por qué jefe, pero tengo la impresión que su visión es mucho más amplia de lo que hemos platicado. Por qué no me dice claramente de que estamos hablando. Bien, muy bien mata sietes, responde el hacendado. Veo que además de todas las cualidades que claramente exhibes, tienes una gran intuición. Mira, yo soy ya un hombre que ha acumulado muchos años, y siento no me queda mucho tiempo para actuar. Estoy sumamente preocupado por la forma en que se está destruyendo la libertad, y como crece echando tentáculos, la fuerza del estado, y cada mañana al despertar, me viene a la mente las palabras de Thomas Jefferson: “El curso natural de la historia siempre ha sido, que al ritmo que los gobiernos crecen, las libertades desaparecen”.

Lo que quiero, es entregar el resto de mi vida, parte de mi fortuna que es considerable, para luchar contra esa tendencia y quiero que tú me ayudes. Estoy consciente de que tú eres un hombre joven y te pido un sacrificio como el mío. Yo quisiera que participaras conmigo al mismo tiempo que vayas logrando hacer realidad tus otros sueños. Es decir, que desarrollando un proyecto de un gran ideal y consecuencias, te lleve a conciliarlo con los objetivos personales en tu vida. Tu rancho, el conocer la mujer ideal, formar una familia, tener hijos. Ahora, si tú tienes otras inquietudes de negocios, ya te dije soy prácticamente propietario de un banco. Yo pongo a tu disposición las herramientas, y las puedes usar para lograr lo que te propones. Vallian confundido le pregunta ¿Por qué yo, don Julián? El hacendado le responde, en su momento lo sabrás y no te (destruyas) con esa pregunta. Solo te pido que confíes en mí. ¿Puedes? Seguro Jefe responde Vallian.

Continua don Julián, mira mata sietes, la escuela que viste en acción ayer, es un primer paso, modesto pero lleno de pasión y compromiso. Ahí además de los temas normales que se usan para enseñar a los niños lo elemental, quisiera sembrar en sus corazones el amor por la libertad y una rebeldía saludable contra los actos de los gobiernos en contra de esa libertad. Quisiera que cuando regresen a sus familias tengan claro por ejemplo, cómo la libertad económica es el mejor sistema, y por lo mismo el menos imperfecto de todos los en boga. Que la cooperación para lograr el bien común se debe producir de forma espontanea, no cuando esa cooperación se pretende logar de forma coactiva. Un sistema basado en la propiedad privada, incluyendo todos los bienes de producción, y utilizando el mecanismo de los precios como el instrumento optimo para una eficiente asignación de recursos. Un sistema en el cual todas las personas responsables, puedan decidir las actividades que desean emprender, asumiendo el riesgo del fracaso a cambio de la esperanza de un beneficio   

El vaquero recorre el rancho de Nuevo Mexico

REFLEXIONES LIBERTARIAS El vaquero libertario y poeta VIII Ricardo Valenzuela Después de que les sirvieran el segu...